La discriminación, en todas sus posibles formas y expresiones, es una de las maneras más comunes de violación y abuso de los derechos humanos. Cada día afecta a millones de personas, socavando oportunidades, perjudicando a la salud física y mental, desperdiciando el talento humano y acentuando las tensiones y desigualdades sociales.
#NoDiscrimination es una campaña de concienciación, educación y acción que inspira el cambio y la acción sobre la discriminación. Nuestro objetivo es eliminar la discriminación en el mundo del fútbol.
El 1 de julio de 2023, la FIFA, en colaboración con varias agencias de las Naciones Unidas, anunció que utilizará la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ para poner de relieve una serie de causas sociales, seleccionadas tras una amplia consulta con las partes interesadas, incluidas las jugadoras y las 32 federaciones miembro participantes.
En vísperas del torneo, hemos hablado con tres FIFA Legends para conocer sus experiencias personales y escuchar sus reivindicaciones por un mañana mejor.

Aya Miyama fue una pequeña centrocampista que destacó en el centro del campo de las Nadeshiko, con las que sumó más de 160 internacionalidades. Miyama coronó un perfil internacional ya creciente con un papel destacado en 2011, cuando Japón ganó la final ante Estados Unidos en una emocionante exhibición de fútbol de pases y nervio y tras una la tanda de penales.
"Si estás involucrado en el fútbol de una forma u otra, ya seas jugadora o aficionada, es importante ser consciente de que todas y cada una de nosotras representamos al fútbol, por lo que debemos respetarnos y aceptarnos las unas a las otras", afirmó.
Babett Peter es otra internacional centenaria y formó parte de la selección alemana que ganó la Copa Mundial Femenina de la FIFA en 2007.
El mes pasado, Peter visitó la escuela secundaria de Rotorua Lakes, en Aotearoa Nueva Zelanda, como parte del Tour del Trofeo de la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Dirigiéndose a un grupo reunido de niñas y niños pequeños, explicó: "He podido vivir en diferentes países [y] hablar diferentes idiomas. Para mí, el fútbol es la puerta al mundo", reflexionando sobre el papel que puede desempeñar el fútbol en la lucha contra la discriminación social, su mensaje fue de solidaridad.
"Para erradicar la discriminación en el fútbol tenemos que estar unidos. No hay excepción para los comportamientos discriminatorios. Tenemos que ser estrictos y asegurarnos de que todo el mundo se sienta bienvenido en un deporte tan integrador como es el fútbol".
Sobre el papel que juegan los acontecimientos deportivos internacionales para concienciar y utilizar sus plataformas, Peter fue igualmente inequívoco.
"Creo que muchas organizaciones deportivas se han dado cuenta de que el deporte es un pilar muy importante en nuestra sociedad y de que a través del fútbol se pueden abordar cosas muy importantes y problemáticas que ocurren en nuestra sociedad", afirmó.
"Dicho esto, creo que aún queda mucho por hacer y tenemos un largo camino por recorrer. Debemos utilizar los grandes escenarios, como la próxima Copa Mundial Femenina de la FIFA, para educar o para actuar; para servir de modelo. Además, tenemos que poner en marcha programas educativos en la base, en las escuelas o en los clubes de fútbol locales".
La pareja de Peter es la ex jugadora estadounidense Ella Massar, con la que tiene un hijo pequeño. Hablando específicamente de lo que se podría hacer para garantizar que el fútbol mundial sea más integrador con el colectivo LGBTQI+, simplemente dijo: "Tenemos que asegurarnos de que hacemos que esta comunidad se sienta bienvenida en nuestro entorno y les hacemos sentirse seguros y protegidos. Creo que es nuestra responsabilidad en el fútbol el poder educar y centrarnos en la parte de la sociedad que necesita ganarse más respeto".
El palmarés de Kristine Lilly es legendario: 354 partidos internacionales, 130 goles, cinco participaciones en la Copa Mundial Femenina de la FIFA (con dos victorias) y tres torneos olímpicos (dos medallas de oro).
Al igual que Babett Peter, Lilly, nacida en Nueva York, visitó recientemente Nueva Zelanda en el marco del Tour del Trofeo, con una visita a Dunedin, en la Isla Sur. En declaraciones al medio de comunicación Stuff, explicó el potencial impacto de este próximo torneo.
"Cuando fuimos anfitriones [en 1999], fue asombroso ver el cambio que supuso para las comunidades y para el país. Se va a notar un cambio en el entusiasmo de los jóvenes. Va a unir a la gente; vas a ver a gente de todo el mundo pasar por tu ciudad. Es algo maravilloso, y muy afortunado de tenerlo".
Ahondando en el tema, Lilly mencionó la repercusión que también puede tener el torneo en la difusión de los mensajes de igualdad de género hacia todo el mundo.
"Muchas de nosotras no nos damos cuenta del impacto que podemos tener en la gente. Cuando jugábamos, queríamos ganar, pero también queríamos que la gente supiera que el fútbol femenino es un gran deporte, que hay que apoyarlo y que hay ciertas cosas que nos merecemos. Ahora creo que la brecha por la igualdad está mucho más cerca de cerrarse".
En cuanto al potencial de unión de un gran acontecimiento deportivo internacional como es la Copa Mundial Femenina de la FIFA, Lilly muestra su lado más sincero. "Creo que, como personas, debemos recordarnos a nosotras mismas que todos somos iguales: todos tenemos corazón, tenemos sentimientos, y queremos ser la mejor versión de nosotros mismos. Discriminar a alguien no es positivo: no le ayuda a él, no te ayuda a ti".
"Tenemos que ser amables. Una de las grandes cosas que tiene fútbol es que une a la gente. Cuando vienes a una Copa Mundial Femenina de la FIFA, vienes con gente de todo el mundo; países que tienen diferentes creencias, diferentes orígenes y diferentes religiones, y aun así encuentran la manera de que sobre el terreno de juego todo funcione. El torneo es un gran entorno para unir a la gente y demostrar al mundo que todos podemos llevarnos bien".