Fue como recibir un balde de agua fría. Las ilusiones en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Costa Rica 2014 eran enormes en la cabeza de Jacqueline Crowther pero se impuso una realidad muy distinta. En cuartos de final, Japón terminó con las esperanzas mexicanas y las ganas de hacer historia para el balompie femenino azteca quedaron en eso... ganas.
Pero la vida da revanchas. Y para esa generación de futbolistas la oportunidad de mejorar su primera actuación mundialista llega tan sólo dos años después. Luego de terminar terceras en el Campeonato Femenino Sub-20 de la CONCACAF de 2015, México se clasificó junto a Estados Unidos y Canadá a la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Papúa Nueva Guinea 2016.
“Estoy muy feliz por la clasificación", confiesa la habilidosa delantera de la Universidad Baylor, en Texas, en una charla exclusiva con FIFA.com. Y agrega: "Desde ahorita ya estamos trabajando mucho. Y consecuencia de esto es que estamos mejorando respecto a lo que mostramos en el Mundial Sub-17; sin embargo todavía quedan por trabajar. Para nuestra fortuna, aún queda tiempo de aquí a noviembre para afinar detalles”.
Entre obstáculos y logros A sus 18 años, el camino para representar a México no ha sido sencillo. Tenía el nivel suficiente para vestir la camiseta del Tri; su potente disparo combinado con un gran remate de cabeza eran algunos de los argumentos a su favor. Pero había un inconveniente: su salud jugaba en su contra e impedía su llamado.
“Tengo algunos problemas con mis vías respiratorias. Tuve que ver a muchos doctores para encontrar qué era lo que tenía. Al final me diagnosticaron una disfunción en las cuerdas vocales (Vocal Cord Dysfunction), lo que me genera algunos problemas en los músculos de la garganta y a veces no podía respirar bien. Fue muy difícil al principio, porque tengo que hacer ejercicios para controlar la respiración. Pero con el tiempo y la disciplina logré salir adelante y ahora puedo estar al 100% con la selección”, explica llena de sinceridad.
Ya con los problemas superados o al menos correctamente controlados, el presente de Jacqueline se enfoca plenamente en Papúa Nueva Guinea, torneo en el que volcará toda la experiencia adquirida hace dos años en Costa Rica. “Aprendí muchísimo en Costa Rica. En la preparación para el Mundial Sub-17 enfrentamos a rivales que tenían un nivel más bajo del que tienen los que estamos enfrentando ahora. Estamos jugamos con equipos como Brasil, Estados Unidos, Japón... básicamente a los mejores del mundo”, comenta la jugadora que durante el clasificatorio de la CONCACAF encontró las redes ajenas en dos ocasiones.
“Ya sabemos que tenemos que entrenar diez veces más, que hay que cambiar nuestra mentalidad. Debemos ser conscientes de que estamos en otro Mundial, que jugamos en otra categoría. Tenemos que estar mucho mejor que antes, pero también sentir la confianza de que somos uno de los mejores equipos del mundo y que podemos empatar con Canadá o Estados Unidos como lo hicimos en el premundial. Con el entrenamiento que estamos haciendo, vamos a estar entre las mejores”, completa.
Siempre apuntando al cielo La suerte ya dictó sentencia en el sorteo de grupos para la cita mundial. México compartirá el Grupo D de la competición con Alemania, República de Corea y Venezuela. El panorama luce complicado, pero lejos de agobiarse, Crowther encuentra el lado positivo: “Va a estar muy difícil, pero estoy emocionada por los rivales que nos tocaron. Creo que en el Sub-17 tuvimos un grupo accesible, pero cuando enfrentamos a Nigeria y Japón, rivales que eran ya más fuertes, perdimos... Me emociona tener un grupo más difícil, porque así vamos a tener ese nivel alto desde el principio hasta la final, que es hasta donde queremos llegar”, analiza Jackie, quien en Costa Rica 2014 anotó un gol en el duelo de la fase de grupos ante Colombia.
Los objetivos están marcados y las metas son bastantes claras. En la cabeza de Jacqueline Crowther sólo hay sitio para una palabra: ganar. “Quiero ser la mejor que puedo ser en este momento. Queremos ser de las mejores del Mundial. Buscamos competir y representar con pasión a nuestro país. Mi equipo es un equipo de espíritu y pasión, y queremos transmitir eso en la cancha”, finaliza con contundencia esta jugadora que en su corta carrera ya ha demostrado lo que es vencer difíciles obstáculos.