Un grupo de 40 familiares de las futbolistas austríacas se hace notar en Colombia
Dos madres y un padre cuentan sus experiencias vividas en el estreno de sus hijas
Los tres elogian además la hospitalidad colombiana y la experiencia mundialista
Austria acaba de ganar su primer partido en una competición femenina de la FIFA y sus jugadoras se acercan a las gradas para celebrar con esos 40 familiares que las alentaron sin parar.
El embate final de Ghana provocó que sufrieran los últimos minutos de pie, pero el 2-1 es un hito histórico. La Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Colombia 2024™ ya es un cuento de hadas para ese entusiasta grupo mayormente vestido de rojo…
Una de las primeras en llegar a la parte baja de la tribuna del estadio El Techo es Sanea El Sherif, madre de Mariella, la arquera y Jugadora VISA del partido. Sanea, de amarillo como su hija, la abraza y no la quiere soltar. ¡Qué manera de celebrar su 20º cumpleaños!
“Desde el momento que la vi en el campo sentí algo increíble, un orgullo enorme. En su cumpleaños, mejor jugadora del partido en la primera Copa Mundial de Austria… ¡Fue un sentimiento perfecto!”, dice Sanea.
Al lado, Sabine Uzun aprieta fuerte a su hija Nicole Ojukmu, número 10 del equipo y autora del segundo gol austríaco. Apenas separan sus caras para mirarse con los ojos rojos…
“Me sentí muy orgullosa de que estuviera participando en este Mundial. También nerviosa, emocionada... todo tipo de cosas. Todos los sentimientos afloraron. ¡Estaba feliz!”, exclama Sabine.
¿Qué significa la presencia de su mamá para Nicole? “Significa todo para mí. Mi madre es la persona más importante de mi vida y estoy increíblemente feliz de poder tenerla aquí y de que me apoye. ¡También me enorgullece poder jugar un Mundial aquí delante de ella!”.
Unos metros más arriba, Wolfgang Spinn mira orgullo a sus hijas Laura y Greta, ambas titulares en el debut. Laura, de hecho, fue partícipe necesaria del histórico primer gol de Austria en el torneo, al darle la asistencia a Hanna Frankhauser.
“Fue un gran momento para mí. ¡Dos de mis hijas en el once inicial en un partido del Mundial! Hannah, Greta y Laura jugaron juntas para Tirol, un estado de Austria… ¡Definitivamente, un gran momento!”, cuenta Wolfgang, con la misma camiseta negra de Austria que lo acompañará en cada encuentro.
¿Qué dice Laura? “Mi padre está en casi todos los partidos. No importa en qué parte de Austria, siempre está ahí, y es muy bonito que mis padres me apoyen así, que siempre haya alguien ahí. Es una sensación increíble y estoy muy orgullosa de que él pueda hacerlo”.
La felicidad siempre aflorar recuerdos en madres y padres. Sanea rememora como Mariella se enamoró de la pelota. “Fue cuando tenía cuatro años, y por los hijos de los vecinos. Todos jugaban al fútbol, y así surgió. ¡Fue amor a primera vista!”.
En el caso de Nicole, explica su mamá Sabine, resultó un tema familiar. “Tiene un hermano un año y medio mayor que ella. Él ya jugaba y mi hija, a los seis, empezó a jugar y descubrió su amor por el fútbol”.
Para las Spinn también fue un asunto de familia, afirma Wolfgang. “Todos jugaban: su hermano Daniel, su hermana Sarah... Siempre se divertían con los chicos, y no paraban de jugar”.
Todos los familiares de las jugadoras austríacas sacrificaron algo para hacer el largo viaje hasta Colombia. “Yo dejé mi trabajo, a mi marido y a mis otros dos hijos pequeños, que tienen cuatro y ocho años, y a los que, por supuesto, echo mucho de menos”, dice Sanea.
“En casa quedó mi otro hijo, que tiene 20 años, pero aun así lo extraño”, reconoce Sabine.
Wolfgang da más detalles. “Mi esposa se quedó en Tirol, y también mi trabajo como policía. Es un trabajo duro, pero sé que dejé todo en buenas manos para venir hasta acá”.
El grupo de madres y padres, que se mueve de un lado al otro de Bogotá como un ente único, deberá extender su estadía en tierras colombianas: tras vencer a Nueva Zelanda por 3-1 en su segundo partido, la debutante Austria se aseguró un lugar en los octavos de final del Mundial, donde enfrentará a la RD de Corea.
Pero nadie se queja. “Aquí (en el Mundial) todo está perfectamente organizado. Colombia está obviamente muy lejos de nosotros. Una cultura muy diferente, sí, pero estamos pasándola muy bien”, dice Sanea. “Este es un país bonito. Me alegro de que podamos estar aquí y de que formemos parte del Mundial”, suma Sabine.
Wolfgang se muestra agradecido. “Es mi primera vez en Sudamérica, y ya conozco a la gente: son amables y simpáticos. Es un país precioso, y hemos visto muchas cosas. El torneo es realmente fantástico. Este es el escenario adecuado para las mujeres de todo el mundo. Gracias a todos los que lo han hecho posible”.