"Es todo un orgullo que las próximas generaciones ya se tengan que fijar en nosotras. Vamos a ser eternas. Ya hemos empezado a escribir la historia del fútbol femenino en España y ha sido ganando un Mundial". Son palabras de Olga Carmona, que ya forma parte de una lista de nombres en la que figuran leyendas del fútbol femenino como Akers, Riise, Chastain, Künzer, Prinz, Sawa, Lloyd y Rapinoe.

Han pasado 100 días desde que España levantara el título de campeona del mundo en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™, después de derrotar a Inglaterra por 1-0 en el Estadio Australia de Sídney/ Wangal ante 75.784 aficionados que disfrutaron de una maravillosa final.

Más de tres meses en el que no solo las jugadoras, si no todo un país, se han ido acostumbrando a un éxito sin precedentes. Niñas y niños ya hablan de Aitana [Bonmatí], Olga [Carmona], Alexia [Putellas] o Jenni Hermoso como lo suelen hacer de cualquier jugador de la selección masculina. De mayores quieren ser como ellas. Son ya ejemplos en los que fijarse.

"Cuando vamos con la selección estamos llenando estadios, algo que antes no pasaba. Obviamente, hemos notado que la gente se ha enganchado con esta selección y con estas jugadoras. Es algo muy positivo para nuestro fútbol femenino", nos cuenta nuestra protagonista.

La que habla con FIFA.com/inside es Olga Carmona. Su nombre ya está en los libros de historia del fútbol mundial. Su gol en la final daba a España el primer título absoluto de su selección femenina de fútbol y hacía saltar de alegría a los casi seis millones de personas que aquel 20 de agosto combatían al calor delante de la televisión para ver como ese grupo de jugadoras a las que se habían enganchado, y que les hacían madrugar, terminaban levantando el título de campeonas del mundo.

"En este tiempo hemos visto como la gente se ha acercado mucho más a la selección y hemos atraído a mucho público. Ha ayudado a que hayamos asimilado el hito que hemos conseguido", nos cuenta Olga mientras una sonrisa y una luz especial se adueñan de su cara durante esta entrevista en la concentración de España en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en la que el cambio radical que han sufrido en estos 100 días es el gran protagonista.

Ahora ellas son las referentes, las que ven sus nombres en las camisetas de los aficionados y sienten las miradas de ilusión de jóvenes y mayores. "Al principio me impactaba un poco que me reconocieran por la calle, pero ya lo llevo con naturalidad. Es bonito que los niños te reconozcan. Es fruto de que se están haciendo bien las cosas", destaca la sevillana de 23 años.

Mirar a estos pequeños le hace recordar unos comienzos que no fueron fáciles. "Me acuerdo de la pequeña Olga que comenzó a jugar en la tierra", nos cuenta durante la entrevista, aunque echa su mirada al frente y reconoce que a diferencia de lo que les pasó a ellas, ahora las nuevas generaciones de jugadoras sí que tienen en quién fijarse.

"Por desgracia no tuve referentes femeninos, solo masculinos, y por eso siempre digo que las niñas que vienen van a contar con la suerte de tenerlos", nos cuenta Olga, que también fue protagonista en semifinales ante Suecia haciendo el gol de la victoria cuando el partido estaba destinado a la prórroga.

Se suele decir que lo difícil no es llegar, si no mantenerse. A eso también se están acostumbrando, obligándolas a elevar su nivel de autoexigencia.

"En lo personal me supone mucha exigencia, aunque por supuesto que lo que me está pasando es un orgullo. No quiero que se me recuerde solo por ese gol en la final, que también, si no que quiero seguir construyendo y seguir formando parte de esta selección y conseguir muchos más éxitos".

El camino no fue fácil. "Cuando consigues un éxito tan importante te acuerdas de todas esas personas que han aportado ese granito de arena para ayudarte a ser campeona del mundo", nos cuenta emocionada Olga, que a la hora de agradecer siempre tiene a una persona por encima del resto.

"Ha sido siempre mi principal influencia", nos responde al preguntarle por el papel de su madre en todo este éxito. Su tatuaje en la muñeca así lo delata. Dos personas abrazadas y el signo de infinito.

"Con ella he tenido siempre una relación muy especial, la tengo siempre presente y le dedico todos los goles que marco. Le estoy eternamente agradecida, como a mi familia, pero mi madre es el motor de mi vida y se lo debo todo", añade la jugadora del Real Madrid.

Además de ser coronada campeona del mundo en Australia el pasado mes de agosto, España puede presumir también de ser la actual campeona del mundo femenino sub-17 y sub-20. "Demuestra lo que tenemos: talento, calidad y que se está trabajando bien desde la base".

El cambio radical que ha dado el fútbol femenino en España no les hace perder el foco de que aún queda camino que recorrer. Como campeonas del mundo, son consientes de que tienen que aprovechar este tirón y seguir peleando por el crecimiento del fútbol femenino.

"Percibo que en España todavía se le puede dar mucha más visibilidad al fútbol femenino. En ese sentido, hay países en los que se está trabajando bastante bien y son un espejo dónde mirarse", concluye.