miércoles 07 diciembre 2016, 09:00

Las dos casas de Aleksandr Aniukov

A sus 34 años, Aleksandr Aniukov posee una dilatada experiencia en el fútbol internacional y ha vestido la camiseta de la selección rusa en 77 ocasiones, una cifra que lo convierte en el sexto jugador de su país con más internacionalidades. El zaguero del Zenit de San Petersburgo desempeñó un papel clave en la Eurocopa 2008, donde Rusia alcanzó las semifinales y protagonizó la que hasta la fecha es su mejor actuación en un gran certamen.

Aunque lleva 11 años en el Zenit, Aniukov nació y se crió en Samara, por lo que ha aceptado encantado el papel de embajador de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ para esta sede. En la entrevista que ha concedido a FIFA.com, el internacional ruso nos habla de su ciudad natal y explica por qué Wembley y Luzhniki son dos estadios especiales para él.

“De pequeño, cada partido que jugaba tenía para mí un significado especial, igual que cada victoria”, recuerda Aniukov. “El papel de mi padre resultó fundamental para que mi hermano y yo nos dedicásemos al fútbol. Hacía todo lo posible por no perderse ningún partido y, cuando mi hermano jugaba fuera de la ciudad, por toda la región o, posteriormente, en segunda división, siempre me llevaba a verlo”, añade.

A los 17 años, Aniukov irrumpió en el filial del Krylia Sovetov, un club de su ciudad, y no tardó en llamar la atención del entrenador del primer equipo.

“Hasta aquel momento nunca me había marcado grandes objetivos, sino que, simplemente, me dedicaba a jugar”, confiesa. “Fue entonces cuando me di cuenta de que aquello iba en serio. Desgraciadamente, no era fácil compaginar el fútbol con mi formación académica. Algunos de mis profesores no estaban dispuestos a aceptar aquella situación, y la verdad es que no los culpo por ello”, explica.

El lateral diestro debutó como internacional a los 21 años y enseguida se convirtió en una pieza importante de su selección a pesar de que no militaba en uno de los equipos punteros del fútbol ruso. En 2004, Aniukov contribuyó a que el Krylia Sovetov conquistase el tercer puesto de la primera división, un logro que supuso el mejor resultado liguero de la historia del club. Seis meses más tarde, el zaguero internacional fichó por el Zenit, que es el único equipo en el que ha jugado desde entonces. Con la escuadra de San Petersburgo, Aniukov ha ganado cuatro ligas, además de varios títulos más en otras competiciones. Aunque ya han pasado diez años desde su traspaso al Zenit, el lateral siempre tiene palabras de reconocimiento para la afición del Krylia cada vez que se cruza con su ex equipo.

“Para mí siempre es un placer, aunque no todo el mundo aprobó mi decisión cuando me fui”, cuenta Aniukov. “Dejar el club en el que me formé no me resultó nada fácil, pero el tiempo ha demostrado que aquella fue una buena decisión. Cuando voy a Samara intento quedar con amigos, excompañeros de equipo y gente del colegio”, revela.

Aniukov es un jugador con una destacada trayectoria en las competiciones internacionales, ya que ganó la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa con el Zenit y ha disputado tres Eurocopas con su selección. El lateral ruso ha jugado en algunos de los mejores estadios del mundo, pero guarda un recuerdo especial del día en que pisó el césped del nuevo Wembley en 2007.

“Es el estadio que más me ha impresionado”, afirma Aleksandr. “Tiene mucha historia. Aquella noche estaba repleto y el ambiente era increíble. El partido de vuelta, que se jugó en el estadio Luzhniki, fue muy difícil y se me ha quedado también grabado en la memoria. Los aficionados nos brindaron un apoyo extraordinario, y si conseguimos ganar a Inglaterra (n. d. r.: 2-1) fue en parte gracias a ellos”, rememora.

“Lo principal en un estadio no es el tamaño de los vestuarios, que disponga de un túnel de acceso al campo bonito ni tampoco el estado del campo en sí, aunque es cierto que esto último tiene mucha influencia en la calidad técnica del juego”, explica Aniukov. “Lo que realmente importa son las gradas y la afición. Lo fundamental para un jugador es sentir el calor de la hinchada en el estadio”, añade.****

“Samara estará preciosa dentro de año y medio” Aniukov no ha vestido la camiseta de la Sbornaya desde 2013, cuando le llegó el momento de dejar paso a la nueva generación. Con todo, eso no significa que el zaguero no se interese por el certamen mundialista que se diputará en su país en 2018.

“Por supuesto que hablamos de ese tema”, revela. “El Mundial de Rusia será un motivo de celebración para todos, especialmente para el país anfitrión. Al igual que los amantes del fútbol y que mucha otra gente, los rusos no vemos la hora de que empiece”, añade.

Contando sus apariciones con la selección rusa, Aniukov ha disputado más de 400 partidos al más alto nivel. A escala nacional, sin embargo, al lateral siempre se le asociará con dos únicos clubes, el Krylia Sovetov de Samara y el Zenit de San Petersburgo.

“Tengo dos casas y las llevo muy dentro del corazón”, explica. “La primera es Samara, donde viven mis amigos y mi familia, donde me crié, donde pasé mi infancia y mi juventud y donde me formé como futbolista. Mi segunda casa es San Petersburgo, la ciudad más bonita de Europa. En ella viví experiencias muy importantes en mi vida y por eso siempre la llevaré en el corazón. El Zenit me permitió llegar a lo más alto, y juntos hemos logrado muchos éxitos y lo seguiremos haciendo. Sin embargo, Samara es un lugar muy especial y querido para mí. Se trata de una ciudad de la que me gusta todo. La Samara que yo adoro son esos patios en los que jugaba y corría de niño, cerca de las vías del tren y de la escuela”, añade.

“Todo el mundo encuentra algo que le agrada en Samara”, afirma Aniukov. “Cuando mis amigos me visitan por primera vez en mi ciudad natal los llevamos al teatro o al museo, pero sobre todo nos gusta hacer excursiones al campo para ir de pesca. Las riberas del río Volga son sin duda unos parajes que ningún visitante se debe perder”, recomienda.

Aniukov ha sido testigo de la transformación que Samara ha experimentado a lo largo de unos últimos años en los que la ciudad se ha estado preparando para albergar la cita mundialista. “Cada vez que voy hay más cambios”, confirma. “Ahora mismo se ven muchas zonas en obras, pero estoy seguro de que todo estará precioso dentro de 18 meses. Samara está mejorando como ciudad. Que nos hayamos ganado el derecho a albergar partidos del Mundial supone una oportunidad fantástica y un gran impulso”, celebra.

“Me gustaría que a Rusia 2018 venga el mayor número posible de gente”, afirma Aniukov. “Pueden disfrutar del fútbol y, de paso, conocer nuestro país. Estoy convencido de que la organización será excelente y de que todo saldrá a las mil maravillas”, concluye.