Silencio y lágrimas. Tras la derrota por 0-3 ante el Kashima Antlers en las semifinales de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, los jugadores del Atlético Nacional se encerraron en la intimidad de su vestuario para asimilar el golpe.

Cuando tocó emprender regreso al hotel, las cabezas bajas y los ojos rojos delataban su sufrimiento. Pocos tuvieron el ánimo de hablar.

Diego Arias se detuvo unos instantes para compartir el sentimiento de un grupo duramente golpeado. “Estamos muy tristes por el resultado. Confiábamos, porque teníamos un gran grupo y veníamos haciendo un buen trabajo como para revertir el marcador”, explicaba a FIFA.com. “Desafortunadamente, no lo logramos y creo que el resultado fue demasiado largo para lo que sentimos que fue el partido”.

Arias peleó duro en el centro del campo durante una hora intentando encontrar el hueco en una defensa japonesa compacta y muy física. Pero por más que se intentó, nunca llegó el gol del Paisa.

“En la primera parte superamos a un buen equipo como lo fue el Kashima, asumiendo los riesgos habituales. Controlamos el partido, salimos de atrás jugando y tuvimos muchas opciones que, normalmente, una o dos deberíamos haber concretado”, lamenta el jugador, que vio cómo por dos veces el larguero negaba el grito del equipo colombiano.

“En la segunda parte nos fuimos con decisión hacia su arco, pero acabándose el tiempo era normal que intentáramos apresurar el juego y ellos aprovecharon los espacios que dejamos”, analiza el jugador de 31 años.

Pese a todo, el centrocampista no busca excusas. Ni nervios, ni cansancio, ni suerte. “Este año nos tocó ganar mucho. Hoy nos tocó perder, el fútbol es un juego. Ellos, con su propuesta, obtuvieron mucho más de lo que yo creo que hicieron en el partido, pero es válido. El fútbol es así”, resumía con una asombrosa templanza. “Les felicito porque clasificaron a la final y que lo disfruten”, añadía con un gesto de fair play.

La entereza de Diego Arias empezó a quebrarse, sin embargo, cuando recordó a esos miles de hinchas del Verdolaga que no dejaron de animar un solo momento en el estadio de la Ciudad de Suita. “Estamos muy agradecidos por el apoyo de nuestros hinchas”. Hizo una pausa y tomó aire. “Hoy vinieron muchos hinchas desde tan lejos a mostrarnos su apoyo y su cariño, y tenemos que seguir adelante para salir lo mejor posible del próximo partido, a pesar de la situación tan dura y tan fuerte que vivimos hoy”, concluía.

A pesar de no haber conseguido el objetivo principal, el vestuario colombiano todavía no ha concluido su misión en Japón. En los próximos tres días, tendrán que trabajar duro para recuperarse mental y físicamente y llegar en condiciones para pelear el domingo, en el estadio internacional de Yokohama, por el tercer puesto del torneo. Porque como dijo su entrenador, Reinaldo Rueda. “Tenemos que acabar con dignidad”.