En noviembre de 2012, se dio un golpe en la cabeza y tuvo que ser operado. La actuación del médico fue fundamental.
Destaca la importancia de la campaña sospechar y proteger de la FIFA para poner de relieve los riesgos de las conmociones cerebrales
Es clave hacer caso a los médicos y detener el juego cuando se produce un golpe en la cabeza
Luismi Sánchez tiene 32 años y juega en el Málaga CF de la Segunda División de España. Como todos los jugadores de su categoría, lucha cada fin de semana por cumplir los objetivos de su equipo, un recién ascendido. Pero hay un detalle que no olvida. Puede seguir disfrutando del deporte que ama gracias a la rápida actuación de un médico.
En noviembre de 2012 sufrió un golpe en la cabeza en la última jugada de un partido con el equipo filial del Sevilla FC. En su caso fue clave la rápida actuación del médico y la insistencia en llevarlo a hacerle pruebas. Una acción que marcó a Luismi, ahora convertido en un perfecto ejemplo de que hay que tomarse en serio las conmociones cerebrales y seguir las pautas de los médicos cada vez que estas se produzcan.
"Fue en la última jugada de un partido. En un centro lateral un jugador rival me remató a mí. Entraron los servicios médicos. No tenía ninguna brecha, no perdí memoria. Me encontraba bien, con un golpe fuerte en la cabeza, pero el médico me dijo que había sonado un poco raro y no me dejaba irme a casa sin hacerme antes un TAC".
El TAC mostraba dos huesos rotos en el cráneo que necesitaban ser operados con rapidez.
"Después de la operación estuve seis meses completos hasta que regresé a los terrenos de juego. Fueron dos días en el hospital, donde yo no era consciente de lo que se venía. Era una lesión que no es común en el fútbol, es complicado, y no había visto nada igual, pensaba que era algo rápido. Seis meses controlado por la familia y difíciles de llevar", nos cuenta.
"Si no fuera por el médico que insistió en llevarme a hacerme las pruebas, a saber. La salud está por encima de cualquier partido, de todo".
A través de su historia y como ejemplo para concienciar de los riesgos, Inside FIFA habló con Luismi del reciente lanzamiento de la campaña sospechar y proteger que la FIFA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han creado para sensibilizar sobre las conmociones cerebrales, de que no merece la pena correr riesgos por un partido y de la importancia que tiene hacer caso a las directrices de los médicos.
"Pienso igual que los médicos, si hay algún golpe en la cabeza, lo primero es salir del partido. No pasa nada. La vida sigue, que es lo más importante, y hay que saber lo que tienes en el momento, cuanto más rápido mejor, y a partir de ahí seguir las pautas para la recuperación que te marquen", nos cuenta.
La campaña sospechar y proteger de la FIFA y la OMS va en esta dirección, con especial énfasis en la protección y en la consulta con los médicos lo antes posible.
"Son campañas importantes y necesarias. Las veo muy bien. Ya no solo en el deporte, en la vida, cualquier niño que se cae… La cabeza es [médicamente] complicada. Si te das un golpe, no pierdes nada en ir a que te lo miren".
Dado que la conmoción cerebral se clasifica como una lesión cerebral traumática, la campaña también subraya los beneficios de proteger a los jugadores tras una presunta conmoción cerebral y garantizar que su regreso al juego sea seguro, especialmente si, como en el caso de Luismi, los síntomas no son tan evidentes.
Han pasado los años y el fútbol se ha ido adaptando a este recurrente problema. Luismi se muestra orgulloso de la implantación de las sustituciones adicionales permanentes por conmoción cerebral. "Es lo más normal del mundo. Quizás haya jugadores que no le den importancia, pero yo lo veo bien y necesario. Mira mi ejemplo…", resalta.
Lo que a él le sucedió puede ser de gran ayuda para concienciar de las conmociones cerebrales: "'¿Tomar en serio los golpes en la cabeza? Dímelo a mí'. Si no me hubiera pasado, y el médico no hubiera actuado con tanta rapidez, no sería tan consciente de su importancia".
Con el paso del tiempo, Luismi se ha ido acostumbrando a contarlo. Se muestra orgulloso viendo como organizaciones, ligas, federaciones o clubes están cada vez más involucrados en el tema. "Los organismos están preparados y concienciados. Suelen responder rápidamente", añade.
Cuando tuve mi golpe en la cabeza, si no fuera por el médico que insistió, no sé qué me habría pasado.
Volviendo a aquella tarde de 2012, una mezcla entre asombro e ilusión le acompañan a rememorar aquel fatídico episodio: "Me llevaron al hospital con la ropa del partido, con las botas puestas. Yo me encontraba bien, iba hablando con el médico. Pero cuando me hicieron el TAC vieron que había dos huesos del cráneo fracturados, una arteria tocada y se estaba formando un coágulo interno". Horas más tarde, lo operaban.
Protección y sospecha, dos pilares en su enfoque de las conmociones cerebrales en el fútbol y en la vida. "Cuando veo algo sobre el terreno de juego, o en casa, algún golpe, siempre insisto en que lo lleven al médico y le hagan pruebas. No pierdes nada por ir al hospital. Puedes evitar algo grave".
Luismi da una lección de vida, pero de la misma manera, es un ejemplo que demuestra que campañas como la de la FIFA sobre conmociones cerebrales pueden ser cruciales.