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viernes 06 mayo 2016, 19:17

Gutiérrez, un maestro para repetir el oro

Con 18 años, el hombre que quiere llevar a México a defender la medalla dorada olímpica viajaba dos horas y media y barría aulas. Entre un golpe de escobillón y otro, Raúl Gutiérrez repasaba cómo iba a hacer ese día para encender las cabecitas de los niños de tercer grado. Y de los de quinto. Y de los de sexto. Descubrir qué necesitaba la escuela, también.

“Fue una etapa de aprendizaje muy fuerte”, recuerda para FIFA.com. “Era una escuela unitaria (rural) en la que yo era de todo: el director, el maestro de tres grados, el barrendero, el maestro de educación física... Fue una experiencia corta pero satisfactoria. Ves el fruto del trabajo, cómo los niños van cambiando sus conductas, cómo se vuelven responsables. Son cosas que se te quedan grabadas en el alma”.

La historia del técnico de México en el Torneo Olímpico Masculino Río 2016 tiene imán. Quería jugar al fútbol pero “ya sabes que los papás dicen lo contrario y no hay poder en el mundo que cambie eso”. Por eso estudió en la secundaria magisterio. Lo mandaron a enseñar a ese rancherío a más de dos horas del Distrito Federal. Fue “un baño de humildad” antes de torcerle por fin el brazo a papá y ser defensor profesional. Mal no le fue: jugó con El Tri la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994, ganó en 1996 la Copa de Oro de la CONCACAF.

Como técnico lo hizo todavía mejor: ganó la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA México 2011, fue subcampeón en EAU 2013. Al frente de chicos adolescentes, diamantes por pulir, el Potro Gutiérrez hizo la suma perfecta: conocimiento del juego más pasado de educador.

“Viví la adolescencia aprendiendo a enseñar. Eso se te queda y en la escuela lo vas aplicando para mostrar las cosas que quieres enseñar. Ese es el punto más influyente de haber sido profesor. Siempre encuentras el camino más adecuado para mostrarle las cosas a cada grupo con el impacto que debe tener y con la convicción para que te sigan”.

Adaptación, neurolingüística y jugadores Aquella escuelita perdida en el Estado de México también le dejó una de sus principales ideas de vida: “Tenía que compaginar tres grados en una misma clase, analizar cómo organizarlos. Los de tercero anoten esto, los de quinto esto y los de sexto esto otro. Todo en una misma clase. Toda esa parte de adaptación me ayudó muchísimo. Es un concepto que le doy a mis jugadores: El que no se adapta, muere”.

El que no estudia, también. Gutiérrez, “un autodidacta”, es un convencido de que un entrenador debe “improvisar sólo las necesidades pero no por sistema”. Y para eso hay que interesarse en conocer los avances en diferentes áreas para que un equipo pueda ser cada vez mejor. Los del juego y también los otros. “La programación neurolingüística, el coaching… todo eso ha sido parte de mi crecimiento como persona y entrenador. Siempre me ha gustado leer. Cuando era jugador leí un libro que se llama “Inteligencia emocional”, de Daniel Goleman. Me impactó mucho y ahí empecé a tomar ese concepto”.

Claro que todo ese conocimiento sería inútil sin sus dirigidos. “No hay nada más importante en el fútbol que los jugadores”, dice. Y por eso es capaz de parar la elíptica en la que corre 45 minutos cada mañana para anotar una idea, un detalle táctico, una forma de convencer a los que pelean un lugar entre los 18 que viajen a Río a defender el oro de Londres.

“El futbolista se desarrolla en cuatro aspectos: físico, técnico, táctico y psicológico. Si uno de esos aspectos no está bien, impacta en todo. Puedes tener la mentalidad más grande, pero si no estás físicamente bien preparado, te van a pasar por encima. Y la parte táctica va a ser muy importante en estos partidos. Todos estos aspectos hay que trabajarlos a tope”.

Vivir como campeón, entrenar como campeón Río 2016 “es un reto” que lo “emociona”, que lo “ilusiona”. Tiene la convicción de que van a luchar por refrendar la medalla pese a que “va a estar muy competido porque hay muchos equipos que buscan el oro como Brasil, Portugal, Argentina, Alemania o los coreanos”.

En el camino tiene una presencia incómoda: la Copa América del Centenario. Varios candidatos a estar en Río tienen opciones de ir con la Mayor a Estados Unidos en junio. “Si bien son jugadores jóvenes que evidentemente no van a decir que no a jugar una Copa América, la parte importante es el cuidado, que tengan sus descansos adecuados, que lleguen bien. Estamos tratando de concientizar a nuestros directivos para que estos jugadores puedan jugar solamente los Juegos Olímpicos. Ese es el escenario ideal para mí”. Parte de la ‘franja de convencimiento’ estará en consensuar cuántos minutos se estima que realmente puedan jugar estos chicos en la competencia continental. Y ahí decidir cada caso.

En ese contexto, el Potro podría ser más cauto y deslindar presión pero prefiere relinchar su famoso carácter ganador.

“No nos asusta que nos digan que somos favoritos, estamos muy conscientes de eso y no nos escapamos. Desde que iniciamos el proceso hemos tratado de imprimir en todos los jugadores esa responsabilidad de entender que somos los que estamos defendiendo el oro olímpico. Para ser campeón hay que pensar como campeón, vivir como campeón pero sobre todo entrenar como campeón. Cuanto más natural lo veas, eliminas cualquier tipo de presión”.

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