Los Cruyff, los Maldini, los Lampard: son varias de las familias del fútbol cuyos hijos siguieron los pasos de sus padres en el fútbol profesional. Sin embargo, sólo unos pocos privilegiados han tenido la suerte de compartir alineación con sus progenitores en un partido oficial.
FIFA.com se fija en algunos de los casos extremadamente raros de padres e hijos que han sido contemporáneos sobre los terrenos de juego como compañeros de equipo.
Goles en familia El astro brasileño Rivaldo, 74 veces internacional con su selección, proclamado Jugador Mundial de la FIFA y campeón de la Copa Mundial de la FIFA™, alcanzó éxitos extraordinarios a lo largo de su carrera. Poco después de colgar las botas, el astro de la Seleção consiguió otra gesta notable: jugar al lado de su hijo Rivaldinho.
Al final de una carrera repleta de trofeos, Rivaldo regreso al Mogi Mirim brasileño en 2013, el club que lo catapultó en sus primeros pasos profesionales. En febrero de 2014, en las filas del equipo de Sao Paulo, el exjugador del Barcelona y del AC Milan hizo realidad el sueño de jugar con su hijo antes de anunciar su marcha del fútbol al mes siguiente.
No obstante, todavía no estaba dicho todo en la magnífica trayectoria de Rivaldo. Quince meses después de dicho anuncio, el veterano regresó a los terrenos de juego en junio de 2015, a sus 43 años de edad. Un mes más tarde volvió a inscribir su nombre en los anales del fútbol al ver puerta junto con su hijo de 20 años en el mismo partido, contra el Macae, saldado con una victoria por 3-1.
“Quiero dar gracias a Dios porque, después de un parón de 15 meses, he podido regresar al fútbol y he tenido la suerte de ser titular en un partido junto con mi hijo y de haber marcado un gol, al igual que él”, declaró. “Creo que hemos hecho historia. Sabía de parejas de padre e hijo que habían jugado juntos antes que nosotros, pero nunca había oído que los dos hubieran visto puerta en un mismo encuentro oficial”.
Trofeos compartidos Padre e hijo marcando goles en el mismo partido supone un hecho notable, pero quizás sea más extraordinario si cabe que ambos levanten juntos el mismo trofeo.
Como es lógico, la medalla de oro que George Eastham se colgó en la Copa Mundial de la FIFA de 1966 ocupará el lugar de honor en su vitrina de trofeos, pero en ella destaca otro premio conquistado en una competición más modesta, que para él reviste una importancia personal muy especial. En 1954, a los 18 años, compartió alineación en el Ards con su padre, George Eastham, en la Gold Cup de Irlanda del Norte, y levantó el primer trofeo de su carrera junto con su progenitor, que a la sazón contaba 39 años de edad, quien además marcó el gol de la victoria en la final.
Al recordar aquel día, Eastham hijo comentó: "Recuerdo vivamente la final de la Gold Cup. Estoy convencido de que somos la única pareja de padre e hijo que se ha colgado la medalla de oro de una competición en el mismo partido”.
Si bien se trata de un hecho muy raro, no son los únicos. Al final de su carrera, el mediocampista ruso Alexei Eremenko jugó cuatro temporadas en el HJK Helsinki finlandés, y en dos de ellas compartió el vestuario con su hijo Alexei Eremenko. Juntos conquistaron dos títulos de liga consecutivos y levantaron la Copa de Finlandia en 2003.
Tras su marcha del HJK, Eremenko militó en el FF Jaro, el mismo equipo que su segundo hijo y actual astro del CSKA de Moscú, Roman Eremenko. Los dos hermanos se desempeñaban en la misma demarcación que su padre: “Al parecer, no soy capaz de enseñar a mis hijos a jugar en ninguna otra posición”, bromeaba Eremenko.
El regreso de una estrellaAl otro lado de la frontera finlandesa, en Suecia, un padre y un hijo se convirtieron en compañeros de equipo en 2013. Al igual que en el caso de Rivaldo en Brasil, propició esta coincidencia el regreso al fútbol de un astro de cuarenta y pocos años.
Henrik Larsson, internacional con Suecia en 106 partidos y ganador de la Liga de Campeones de la UEFA en 2005 con el Barcelona, colgó las botas en un equipo de la cuarta división sueca, el Hogaborgs BK. En este club de Helsingborg jugó al lado de su hijo de 15 años, Jordan, quien además marcó un gol.
"No nos combinamos mucho en el partido, pero lógicamente estoy muy orgulloso", declaró Larsson, integrante de la selección de Suecia que terminó tercera en la Copa Mundial de la FIFA de 1994. "Ni que decir tiene, poder jugar con tu hijo es un lujo que no pasa todos los días”.
Los GudjohnsenPor último, dedicamos una mención especial a la dinastía futbolística más famosa de Islandia. Si bien Arnor y Eidur Gudjohnsen nunca compartieron juntos el terreno de juego, el hijo Eidur sustituyó al padre Arnor como suplente en la segunda parte de un amistoso internacional contra Estonia en 1996, un momento que simbolizó el final de una carrera y el principio de otra.
"Mi gran pena es que nunca jugamos juntos, y sé que también Eidur tiene esa pena", manifestaría Arnor tiempo después.