Omar Dada participa como voluntario en su tercera Copa Mundial de la FIFA
El de Auckland también ha trabajado en eventos de la Copa Mundial de críquet y rugby.
Afirma que la comunidad necesita más gente que ofrezca su tiempo
Omar Dada, de Auckland/Tāmaki Makaurau, no deja pasar ningún gran acontecimiento por su ciudad sin participar como voluntario.
La Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ es el tercer torneo de la FIFA en el que participa Dada, después de haber sido voluntario en la Copa Mundial Sub-20 en 2015 y en la Copa Mundial de la FIFA del año pasado en Catar.
Durante la temporada de rugby, Dada es una cara familiar en Eden Park. Desde su silla en alto en la puerta A, es el encargado de indicar a la gente que llega de la estación de tren de Kingsland cual es su entrada correcta.
"Lo considero mi casa. Doy la bienvenida a la gente al estadio en maorí, pero también en samoano y tongano, porque tenemos una comunidad muy diversa y nuestra afición procede principalmente de las islas del Pacífico", dice Dada, que añade que los All Blacks no han perdido ningún partido en Eden Park desde que él pasó a ser uno más en 2011.
Durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA, este voluntario en serie ha formado parte del equipo de operaciones para invitados VIP, que se encarga de que los visitantes de alto nivel tengan una buena experiencia en el estadio.
"La zona VIP es muy interesante", afirma este profesor de matemáticas, que se siente orgulloso de poder codearse con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. "Todavía no he hablado con él, pero espero hacerlo cuando regrese", sonríe Dada, que empezó a trabajar como voluntario cuando se quedó "demasiado viejo" para seguir entrenando.
"Nuestra comunidad necesita gente como yo que dedique su tiempo. Ofrezco mi tiempo para cualquier cosa en la que pueda ser voluntario. Mis fines de semana son tus fines de semana".
Dada es un devoto confeso del fútbol, pero tuvo pocas oportunidades de desarrollar su potencial deportivo cuando era joven y crecía en Sudáfrica. "Crecí en la época del Apartheid y, como persona no blanca, allí no tuve realmente la oportunidad de jugar al fútbol".
La experiencia en la juventud de Dada no mermó su amor por el deporte rey. "El fútbol es un juego de pasión y que une a la gente. Es un juego que emociona y entristece. A la gente le encanta ese cambio de emociones. Podemos evadirnos durante una hora y media de nuestra vida cotidiana y disfrutar del fútbol".
Dada también señaló cómo los kiwis se han contagiado del virus del fútbol. "Después del primer partido: ¡bang! La gente que normalmente no ve el fútbol ahora está enganchada. En mi escuela, vienen a hablarme de fútbol profesores que nunca antes me habían mencionado de este deporte", afirma Dada, y añade que el fútbol femenino merece y necesita la atención que actualmente está recibiendo.
"Este Mundial les está dando esa atención, especialmente en Nueva Zelanda, donde pensamos que el rugby es el deporte principal, sin darnos cuenta de que el fútbol es el deporte mundial".
A falta de sólo dos partidos en Eden Park, Dada ya piensa en futuras oportunidades, y sueña con un papel en la Copa Mundial de la FIFA de 2026.
"Mi mujer, Raeesa, también ha sido voluntaria en la zona VIP de Eden Park, y quiere venir conmigo a México, Estados Unidos y Canadá en 2026, así que esperamos poder conseguir también allí una plaza como voluntarios", concluyó.