sábado 29 octubre 2016, 16:10

Cristiane: "Atenas 2004 cambió mi carrera"

Con tan sólo 15 años se vistió por primera vez la camiseta de la selección y, de repente, se vio en Canadá disputando la edición inaugural de Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA en 2002.

“No sabíamos mucho de la importancia de aquella competición. Pero fue una experiencia genial. Éramos un grupo muy joven y como no llevábamos ninguna presión fue una competición de alegría pura. Pero allí nos dimos cuenta de que esto es lo que queríamos hacer”, recuerda hoy una de las jugadoras de aquel Brasil que fue cuarto en tierras canadienses. Es Cristiane.

A estas alturas, la artillera de Sao Paulo ya es parte de la historia del fútbol femenino. Destacamos apenas un dato: es la máxima goleadora del Torneo Olímpico de Fútbol. Sin diferencia de género.

Ha dejado huella en la historia olímpica y precisamente fue una cita olímpica la que le cambió la vida. “Salí de la selección de base directamente a la adulta con 17 años, pero mi gran oportunidad llegó, un año más tarde, en 2004”, recuerda para FIFA.com.

“El seleccionador René Simões cambió mi carrera en varios sentidos, en el campo, en la disciplina... Me ayudó mucho. Creyó en mí. Sabía que tenía talento y me dio la oportunidad. Me llevó a los Juegos Olímpicos con 18 años cuando tenía opciones de jugadoras más experimentadas. La lesión de una compañera me dio la oportunidad de ser titular y aproveché la ocasión”. Y de qué manera, pues además de colgarse la medalla de plata, Cristiane fue la Bota de oro de competición, empatada con la alemana Birgit Prinz en 5 goles.

“Mi carrera recibió un gran impulso. Me llegaron entonces ofertas de un gran contrato y empecé a ser conocida. Aquel torneo cambió mi carrera”, reconoce la delantera que actualmente milita en el PSG francés.

Antes de afincarse en París, Cristiane ya había jugado profesionalmente en Alemania, Suecia, Estados Unidos, Rusia y la República de Corea, además de su Brasil natal.

En camino ascendente Tras la plata en Atenas, repitió el segundo escalón del podio en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 y en la Copa Mundial Femenina de la FIFA China 2007. El oro, el éxito total a nivel mundial, le ha sido esquivo a una jugadora que reconocer su frustración. “Me gustaría retirarme de la selección con un título colectivo y no sólo son la distinción de goleadora”, reconoce con cierta rabia y desazón, después de dos Copas juveniles, cuatro Copas Mundiales y cuatro citas olímpicas.

Con semejante bagaje, su rol en el vestuario, evidentemente, ha cambiado. “En las concentraciones, intentamos hacer ver a las más jóvenes la importancia que tiene cada competición. Individualmente es una gran vitrina porque si se hace un buen torneo hay la opción de que se fije en ti un club grande, que se abran las puertas a un contrato”, destaca la jugadora de 31 años, consciente de las dificultadas de sus compatriotas para lograr abrirse camino en el fútbol femenino.

Ella ha logrado el sueño de vivir del deporte que ama. Y en la recta final de su carrera ya se prepara para el futuro. Y ahí, será fiel a sus orígenes.

“Me estoy formando, tomando cursos de entrenadores, porque no sé hacer otra cosa que fútbol”, explica. “Todo lo que aprendí dentro y fuera del campo me puede ayudar, claro, pero me tengo que formar, con estudios. Tener interés sin conocimiento no sirve de nada porque hoy está todo muy profesionalizado y hay que estar actualizando. Tengo la intención de especializarme en categorías de base”, concluye. Porque allí empieza todo.