“Tengo espíritu aventurero. Siempre he sido muy osado. Siempre he sido curioso. Me gusta asumir riesgos”.
El fútbol puede hacer cosas maravillosas. En el caso del segundo entrenador de la selección de Irán y preparador de porteros, Dan Gaspar, el fútbol tomó de la mano a un muchacho de South Glastonbury (Connecticut) y lo llevó a recorrer el mundo.
Gaspar ha sido ayudante del seleccionador Carlos Queiroz y su hombre de confianza desde 1993, y ha trabajado con el ex segundo entrenador del Manchester United en Japón, Portugal, Sudáfrica y en su propia nación, Estados Unidos.
El este nuevo capítulo de su vida, el estadounidense ayudó a Irán a conseguir el pase a la tercera ronda de la clasificación asiática para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™. El Equipo Melli completó su pleno de imbatibilidad con dos victorias convincentes en casa, en Teherán, contra la India y Omán. En los ocho partidos disputados en la ronda, Irán recibió sólo tres goles.
¿Qué le llevó a aceptar el puesto en la selección de Irán hace cinco años?
“Agradezco a Carlos Queiroz que confiara en mí y creyera que podía ayudarle en este proyecto tan especial”, explica Gaspar en esta entrevista concedida en exclusiva a FIFA.com. “Tomé la decisión como siempre he tomado casi todas mis decisiones: pensé con la cabeza, lo sentí en el corazón y seguí lo que me dictó el instinto. ¡Y para allá que me fui!”.
Irán es una de las potencias futbolísticas de Asia, con tres Copas Asiáticas de la AFC y cuatro clasificaciones para el Mundial en su haber, y sus aficionados se cuentan entre los más apasionados del mundo. La idea de llevar a otra nación a un Mundial bastó por sí misma para convencer a Gaspar en 2011 de que debía mudarse a Irán. El técnico estuvo con Portugal en Sudáfrica 2010 y, cuando se le pregunta por sus vivencias en aquella fase final, su mirada transmite al instante la enormidad de todo lo que allí vio.
“Fue una experiencia maravillosa. Cuesta mucho encontrar palabras para expresar tamaño privilegio”, comenta Gaspar. “Cuando se presentó la posibilidad de trabajar para la selección de Irán, comprendí que podía ofrecerme otra oportunidad de participar en un Mundial y de ayudar a una nación a conseguirlo”.
Así fue. Irán se clasificó para Brasil 2014 y ofreció una actuación respetable en el torneo. Aunque no superó la fase de grupos, la selección regresó a casa con el respeto del mundo entero, especialmente después del enorme partido que disputó contra Argentina, a la postre subcampeona, en el que sólo un destello de magia de Lionel Messi en el tiempo de descuento decantó la balanza hacia el lado argentino.
“El mejor jugador de Argentina aquel día fue el portero. ¿Quién se habría imaginado que llegaríamos a presionar al rival hasta el punto de que su guardameta se proclamaría jugador del partido? Siento una gran admiración y respeto por nuestros hombres, porque jugaron por el honor de su país, y por su amor por su pueblo y por el deporte”.
Una buena adaptación Irán se batió en el Grupo D de la segunda ronda de los clasificatorios para Rusia 2018 con confianza y orgullo por el legado que habían dejado sus compatriotas desde la década de 1960. El grupo, en el que se encontraban Omán, Turkmenistán, Guam y la India, parecía en teoría asequible para el Equipo Melli, pero, con miles de kilómetros que cubrir en los desplazamientos y las diferentes condiciones imperantes, no resultó tan fácil.
“Todo se complica porque las condiciones de un sitio a otro son muy diferentes”, afirma Gaspar. “En Guam, jugamos sobre césped artificial. La isla tiene pocos recursos, pero su hospitalidad fue fantástica. Superamos situaciones a las que nuestros jugadores no se habían visto expuestos nunca”. Precisamente aquella victoria por 6-0 en Guam ejemplifica la habilidad de los iraníes para adaptarse al entorno y dar lo mejor de sí mismos.
“Irán se ha visto sumida en una crisis importante durante muchos años, y me sorprende cómo han gestionado y procesado todas las dificultades”, manifiesta Gaspar. “Te choca porque vienes de una cultura diferente, de América o Europa, donde todo se estructura y se lleva a cabo exactamente como se ha planeado. Las costumbres permiten a los iraníes reaccionar al instante y resolver cualquier situación al momento”.
La adaptación resulta decisiva en Irán, pero se trata también de una constante en la vida de Gaspar.
“Te replanteas tus decisiones. ¿He elegido el camino correcto? ¿Estoy siendo responsable con mi familia? Nada me había preparado para esto en la cultura en la que nací. Todo se reduce a saber adaptarse. En ningún sitio me había sentido nunca más seguro, más cómodo ni más respetado que en Irán".
Gaspar lleva cinco años trabajando para la selección iraní, el mismo tiempo que en el periodo más prolongado en un mismo destino a lo largo de su carrera. Ahora que se ha metido en la tercera ronda de la competición preliminar para Rusia 2018, el Equipo Melli tiene muchas posibilidades de clasificarse para su quinto Mundial. Para Gaspar, representaría la aventura profesional más dilatada de su vida.
“A veces me pregunto si tomé la decisión correcta, pero cuando considero las experiencias de mi vida, me doy cuenta de que este es un viaje en el que me volvería a embarcar”.