miércoles 13 noviembre 2019, 00:22

Un trío pionero: "El arbitraje no tiene género"

  • Tres árbitras hacen historia en el Mundial Sub-17

  • Su participación alimenta un debate clave en el fútbol

  • Las protagonistas contaron sus sensaciones a FIFA.com

Claudia Umpiérrez, Luciana Mascaraña y Mónica Amboyo son el centro de atención en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Brasil 2019. Los árbitros están haciendo en Brasilia un entrenamiento a puertas abiertas pero ellas, el primer equipo arbitral completo que participa de un Mundial masculino, son las más buscadas por los medios.

Claudia y Luciana son uruguayas. Abogada la árbitra principal, profesora de educación física su asistente uno. Mónica, exatleta y profesora de matemáticas ecuatoriana, es la asistente dos.

Las tres tienen experiencia en las Ligas profesionales de su país -Claudia debutó en 2010- y su última participación como equipo en un evento internacional había sido en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019. Hasta que de repente apareció Brasil 2019...

¿Qué es lo que más las emociona de estar aquí?

Claudia: Primero la designación, porque fue inesperada. Para nosotras, después de Francia el año estaba terminado en términos de proceso mundial. Cuando llegó fue una gran emoción.

Mónica: Ese fue el día más feliz. Cada una estaba llegando a su trabajo. Tenemos un grupo de whatsapp y nos comunicamos. La reacción fue gritarlo, llorarlo, porque la verdad es una oportunidad muy grande.

Luciana: Iba para el trabajo, me avisó Moni. Tuve que parar porque empecé a llorar y llorar. Se te pasan muchas cosas por la cabeza... El día que uno recién empieza y dice ‘por qué me gusta esto’. La familia, los amigos que también te preguntan qué te gusta del arbitraje...

C: Son esos momentos que uno siente que tanto esfuerzo valió la pena. A lo largo de una carrera no es todo color de rosa. Mónica y yo somos mamás, tuvimos que pasar por el momento del embarazo, volver después del embarazo. Hubo momentos que una lloró de tristeza porque las cosas no salían como quería, y ahora se llora de felicidad porque sentís que se concretaron sueños.

¿Cómo es la experiencia a nivel grupal?

C: El grupo que hay es maravilloso. Estamos honradas de compartir con compañeros que trabajan en las mejores ligas, de observar, de aprender. No es solo el torneo, es lo que nos llevamos de la preparación. El uso del VAR o la posibilidad de ver y corregir en el momento los trabajos. Son cosas que nos enriquecen.

M: El intercambio de experiencias con los varones nos hace aprender. Y su ayuda y apoyo, que nos hagan sentir parte del grupo, es indispensable. El grupo ha sido muy bueno con nosotras y nosotras tratamos de corresponder con esfuerzo.

C: Ellos saben del esfuerzo extra que hemos tenido que hacer y que estamos acá porque nadie nos regaló nada y peleándola como la pelean ellos, ganándonos las cosas partido a partido.

Ustedes también les estarán enseñando a ellos desde una mirada diferente...

C: En el primer partido [el peruano] Diego Aro fue nuestro cuarto árbitro y nos destacó algunas cosas de comunicación. Nosotras hace mucho tiempo que trabajamos juntas y para ellos eso está bueno también porque nos dicen “qué bueno esto, lo voy a aplicar yo también”.

L: Nos han dicho de la tranquilidad. Si bien es un torneo masculino, nuestra comunicación y nuestra planificación sigue siendo la misma.

¿Cómo evolucionó el trato de los jugadores en el campo?

M: El nivel de aceptación es amplio. Al principio pudo haber habido ese impacto de ver tres mujeres, pero con el trabajo que hacemos dentro de la cancha terminan diciendo que estamos en las mismas condiciones que los varones y podemos tomar las mismas decisiones. Para eso nos preparamos.

C: Con los aciertos vas ganando credibilidad. Ya quedó demostrado que el arbitraje no tiene género. Lo que hay que tener es preparación y ser profesional, porque si una se queda sentada en la casa mirando la tele y te llega la oportunidad, las cosas no van a salir bien. Hay que trabajar, trabajar y trabajar. No hay otro camino.

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Más allá de la devolución de rendimiento oficial, ¿cómo se analizan ustedes mismas?

C: Tenemos la posibilidad de descargar todos partidos, mirarlos, hacer cortes. En el grupo de whatsapp, incluso antes del torneo, nos mandamos jugadas y comentamos. ¿Nos quedaron situaciones? Yo tengo la app en el celular, después del partido corto jugadas, se las mando, hablamos de cosas que salieron bien, de otras que no tanto...

L: Siempre tratando de sacar lo mejor. ¿Por qué me pasó esto? ¿Dónde me ubiqué? Capaz que fue la posición. Tratamos de evaluar y tal vez alguna desde afuera lo puede ver mejor.

M: Es importante verse uno mismo para ver qué corregir, que la otra vea. Porque aparte de ser un equipo consolidado, somos muy buenas amigas. Somos como una familia.

C: Siempre tenemos que tener la autocrítica porque a veces me equivoco yo, a veces se equivocan ellas pero al final lo que buscamos es que salga bien el trabajo del equipo. Esa es nuestra fortaleza.

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¿Hablan entre ustedes de dirigir la final?¿O es un tema tabú?

L: ¡No queremos saber! ¡Que sea sorpresa! Cada partido es una final, sea masculino o femenino. Nunca sabés si te van a dar otro. Y el que sea disfrutarlo como si fuese la final.

C: Siempre lo conversamos. Hay que hacer foco en lo que depende de nosotras. Y eso son los 90-95 minutos de cada partido. Ahí salimos a dejar la vida como si fuese el último. Estamos muy felices como equipo con las oportunidades que tuvimos, con lo que hemos crecido en estas semanas, con nuestra entrega y con la confianza en designarnos para tres partidos.

¿Qué consejos les pueden dar a las niñas que sueñan con ser como ustedes?

C: Cuando me invitan a dar charlas en los colegios siempre uso una frase que es una forma de vida: insistir, persistir, resistir y nunca desistir. Si una tiene un sueño, hay que trabajar por conseguirlo. Habrá obstáculos, pero hay que demostrarle al resto que esos obstáculos no te van a impedir sino fortalecer.

M: Siempre hay que soñar pero para que se cumpla, hay que entregarse al 100 por ciento. Yo tengo dos hijas y siempre les digo que el sueño nunca hay que dejarlo porque es más difícil recuperar lo que ya has avanzado que seguir luchando por querer llegar.

L: Soy profe de educación física y te cuentan que el padre o la madre no las dejan jugar al fútbol. Van creciendo con esos mitos, pero si tienen un sueño que luchen por ello. Nosotras estamos acá y vale la pena el esfuerzo.