miércoles 05 julio 2023, 14:00

Emikar Calderas disfruta la familia, el arbitraje y los objetivos hechos realidad

  • La venezolana cuenta cómo y por qué se volcó al arbitraje

  • Australia & Nueva Zelanda 2023™ será su primera Copa Mundial Femenina

  • “Todo se lo que soy hoy se lo debo al arbitraje”, dice a FIFA.com

“Estoy como cuando eres pequeña y se acerca tu cumpleaños: ¡contando los días para que llegue!”. Emikar Calderas se ríe con ganas. A los 33 años, la venezolana arbitrará en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™, la primera de su carrera. Un sueño cumplido cuando rebobina el tiempo cuatro años…

“Me fascinó el nivel del arbitraje en el Mundial de 2019. Durante la final estaba en Italia, invitada a dirigir unos Juegos Universitarios, ¡tan cerca de Francia! La miré con ojos de esperanza, diciendo ‘algún día quiero estar ahí’. Ahora que falta tan poco es como una emoción en cuotas… ¡Me llena de ansiedad!”, confiesa a FIFA.com esta barquisimetana de risa contagiosa.

Su relación con la pelota empezó a los 8 años. “En casa, mi papá, pero sobre mi mamá, nunca tuvieron ese chip del machismo y el fútbol, siempre me apoyaron para jugar”, dice Calderas. “En el barrio había una cancha de tierra donde jugábamos con mis ocho hermanos y hermanas, primos y amigos. Era una mediocampista que, si debía meter, ¡metía pierna como buena sudamericana!”, afirma risueñamente.

Eso sí, aclara, “siempre respeté mucho la labor del árbitro. Para mí no sólo era alguien que sabía las reglas más que yo, sino que, si sancionaba algo, tenían una razón. Sentía que era una labor difícil, que significaba correr de aquí para allá y tomar muchas decisiones. Pero nunca pensé, como jugadora, que un día sería árbitra”.

Eso cambió en 2010, a los 20, cuando el fútbol todavía no era una salida laboral para una mujer en Venezuela. El arbitraje la sedujo hasta convertirse es su gran objetivo de vida, a pesar de estudiar y recibirse al mismo tiempo de Ingeniera en Producción.

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“El arbitraje para mí significa disciplina, pasión, compromiso, es algo que me gusta demasiado. Me despierto y anhelo entrenar, hacer bien las cosas, de verdad es mi vida. Gracias al arbitraje soy la mujer que soy, he aprendido a ser mejor persona, más justa, disciplinada, leal… Todo se lo debo al arbitraje”, dice sin dudar.

Entre silbatos, tarjetas y banderines conoció a Lubin Torrealba, su marido, árbitro asistente internacional FIFA y padre de José Carlos, su único hijo. “En casa, la relación es de apoyo total, entrenamos y estudiamos juntos. Eso sí, ¡acá no entra el VAR! (risas). Discutimos cuestiones de reglamento con pasión, porque compartimos un fanatismo distinto al del hincha: ¡En vez de un buen pase, celebramos aciertos reglamentarios!”.

¿Cómo influye esa dinámica en José Carlos, de solo 10 años? “Sabe el reglamento... A veces está jugando al FIFA a la Play me llama para que vea qué cobró el árbitro. ‘Mami, eso no era para amarilla, era para roja’. O cuando vuelve de jugar al fútbol, critica algunos fallos arbitrales de su partido. Por suerte, es muy respetuoso de la autoridad en la cancha, ahí no discute”, cuenta con orgullo de madre.

Gracias al arbitraje soy la mujer que soy, he aprendido a ser mejor persona, más justa, disciplinada, leal… Todo se lo debo al arbitraje.

Emikar Calderas
Árbitra venezolana

Un respeto que, admite Calderas, no todos los aficionados tienen en la tribuna, “algo que le ha costado a mi madre o mis hermanos cuando van a verme dirigir. Yo les digo que así es mi trabajo, que no se preocupen. Y les recomiendo que se sienten lejos y tengan paciencia”.

Venezuela es una Federación pionera en permitir que las mujeres dirijan el fútbol de la primera división masculina, lo que Calderas agradece y elogia. Algo que no solo le forjó el carácter, sino que la curtió en cuestiones de discriminación, a punto tal que ciertos vestigios machistas le resbalan, avisa esta creyente en la Divina Pastora, la Patrona del estado de Lara.

“Una adquiere esa madurez arbitral que, ante ciertos comentarios, los deja pasar. Más en Sudamérica, donde sigue habiendo machismo. Nunca me traumó y hoy la sociedad nos aceptó. Y es una aceptación que viene de la buena toma de decisiones, del trabajo hecho en cancha. Somos respetadas. Ya no nos ven como mujer, sino como la persona que arbitra. No importa el género”, dice con la misma convicción que dirige.

Japan v France - FIFA U-20 Women's World Cup Costa Rica 2022 Quarter Final

Calderas siente orgullo al repasar los hitos que alcanzó desde su debut en 2016: dirigió en una Copa América Femenina (2018), en dos finales de Copa Libertadores Femenina (2019 y 2022), en una Eurocopa Femenina (2022, algo inédito para una sudamericana) y en una Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA (2022), donde condujo, entre otros, el duelo decisivo.

Si bien toma “cada partido como una final”, recuerda dos en particular. “El de cuartos de final del Mundial Sub-20 entre Japón y Francia, porque tuvo de todo: goles sobre la hora, alargue y penales. Y la semifinal por la liga venezolana de 2019 entre Deportivo Táchira y Deportivo La Guaria. Había 40.000 personas, altas expectativas y mucha atención sobre mí. ‘Si estás aquí por algo es’, me dije. Y salió todo bien”.

¿Qué desafíos le quedan a Calderas en el arbitraje? “Una siempre piensa en lo lindo que sería arbitrar en un Juego Olímpico o en un Mundial masculino, pero ahora el foco ahora está el Mundial Femenino. Cuatro años atrás era mi objetivo, y desde entonces me he preparado para este momento. Y quiero disfrutarlo, claro. Por mí y por todos lo que me apoyaron para hacerlo realidad”.