Carlitos Vela se mostró al mundo del fútbol siendo apenas un adolescente. A los 16 años se hacía fotos como ganador de la bota de oro de una Copa Mundial Sub-17 de la FIFA en la que su concurso fue decisivo para que México se proclamara campeón. Y desde aquella gesta de Perú 2005, el delantero pasó a ser la 'gran esperanza’ del país, con lo que eso conlleva: estar siempre en el foco de prensa y aficionados.

Su salto al Arsenal de Arsene Wenger a los 17, su primer Mundial de mayores a los 21, su marcha a La Liga buscando dar un giro a su carrera… Y después el debate que dividió al país cuando decidió aparcar la selección durante 3 años que a los mexicanos se les hicieron eternos.

Pero todo eso ya ha quedado atrás. De vuelta al Tri desde noviembre de 2014, Vela es, a sus 27 años recién cumplidos, la referencia en una selección que mira a Rusia ilusionada. Para empezar, porque ya ha reservado su plaza para la Copa FIFA Confederaciones de 2017. Pero Vela y sus compañeros miran más allá.

Rusia en el horizonte “La Copa Confederaciones es un torneo importante, porque todo el mundo sabe que se jugará en Rusia antes del Mundial y es una buena oportunidad para ver cómo será estar allí. Será importante para el equipo y para el país”, analiza en su charla con FIFA. Habla con todo reflexivo, con la pausa que dan los años y la experiencia.

Porque el Vela actual está lejos del joven que sonreía tímidamente con el premio al goleador del Mundial Sub-17 en las manos. Y no sólo por la barba que luce. Ha madurado. Y mucho. “Es un torneo que te puede abrir muchas puertas si haces una buena actuación”, reflexiona sobre aquel inicio fulgurante de su carrera. “Todos los grandes clubes están viendo qué gente puede sobresalir y a quién se pueden llevar. Así empezó mi aventura en Europa”.

Ricardo Ferretti, seleccionador de México tras la marcha de Miguel Herrera, fue el primero en premiar la madurez de su estrella y le ofreció un gafete de capitán. “Cambia la responsabilidad y afecta a tu mentalidad, porque el hecho de ser el capitán significa que tienes más responsabilidades con el grupo y los compañeros. Ellos esperan mucho de ti, y debes estar ahí para ellos. Eso cambia las cosas un poco”, afirma.

Ese rol como capitán le lleva a estar más cercano al cuerpo técnico, aunque Vela reconoce que todavía está conociendo a Osorio, quien asumió su cargo en ocubre de 2015. “Lo conocemos poco, pero siempre es interesante cuando empiezas a trabajar con gente nueva. Empiezas de cero y trabajas para mantener tu puesto, ganarte la confianza del técnico y mostrar lo que puedes hacer y qué le puedes ofrecer al equipo”, asegura.

La maldición del quinto partido Tras perderse el Mundial de Brasil, aunque ello no le impidiera apoyar públicamente a sus compañeros –“Esté fuera o dentro del equipo siempre les apoyo y quiero lo mejor para la selección y el país”, asegura-, Vela tiene la vista puesta en Rusia 2018. “Ahora, con los clasificatorios al Mundial en marcha, cada partido es importante, y debemos tomarnos cada uno de ellos muy en serio y mostrar a la gente de lo que somos capaces”, subraya.

Y México se encomienda a Vela y a sus compañeros para cumplir un ya viejo anhelo: alcanzar el quinto partido de un Mundial, circunstancia que no se produce desde 1986. El capitán da motivos para el optimismo.

“Hay una generación muy buena y equilibrada, con jugadores jóvenes y otros más experimentados, con los que están jugando en Europa y los que lo hacen en la liga doméstica. Si ponemos todas nuestras cualidades y nuestras habilidades futbolísticas al servicio del equipo, creo que este equipo va a dar que hablar. Queremos ser protagonistas y ojalá podamos conseguirlo”. La sonrisa con la que Vela termina la frase, acompañado de un significativo "¡vamos!", quizás sea el mejor augurio para la afición mexicana. Su 'gran esperanza' está lista para romper la maldición y llevar al Tri a lo más alto.

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