La Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ contará con nuevas medidas orientadas a la sustentabilidad
El torneo prestará especial atención a la accesibilidad, el medio ambiente, los derechos humanos y la salvaguardia
La FIFA está dispuesta a compartir todo lo aprendido con otros grandes acontecimientos deportivos que vayan a celebrarse en la región de Asia y el Pacífico
La Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia & Nueva Zelanda 2023™ está llamada a convertirse en un nuevo modelo de referencia en todo lo relativo a la sustentabilidad y la inclusión, además de subir el listón para los grandes acontecimientos deportivos que vayan a celebrarse a partir de ahora en Australia, Aotearoa Nueva Zelanda y la región de Asia y el Pacífico.
Desde la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™, la FIFA ha venido mostrando un firme compromiso con un tema que le preocupa sobremanera: la sustentabilidad, que reconoce como parte integral de cualquier torneo, desde la propia fase de licitación, y se refleja en el establecimiento de un conjunto exhaustivo de requisitos al respecto para los países organizadores.
La sustentabilidad de la cita de Australia & Nueva Zelanda 2023 se centra en cuatro ámbitos principales: accesibilidad, medio ambiente, derechos humanos y salvaguardia. El programa de sustentabilidad del torneo es por tanto muy amplio y contiene varias iniciativas novedosas.
"Tenemos una oportunidad increíble de aprovechar la visibilidad y el interés del fútbol femenino para enfocar la atención en la accesibilidad, el medio ambiente, los derechos humanos y la salvaguardia, y la responsabilidad de velar por que nuestro torneo reduzca al mínimo los efectos negativos y aumente al máximo los positivos que tiene en las personas, la sociedad, la economía y el medio ambiente", afirma Federico Addiechi, jefe del Departamento de Sustentabilidad y Medio Ambiente de la FIFA.
La región de Asia y el Pacífico será escenario de multitud de grandes torneos deportivos en la próxima década, hasta culminar con los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032, entre cuyas especialidades estarán el fútbol masculino y el femenino.
"Sabemos perfectamente que el nuestro es uno de los muchos eventos internacionales que habrá aquí, y aspiramos a que nuestro trabajo sirva para mejorar, avanzar y plantar las semillas de ideas y acciones", señala Sheila Nguyen, responsable de sustentabilidad del torneo para Australia y Aotearoa Nueva Zelanda.
"Evaluamos todas las ideas y, si son novedosas y aportan mejoras, queremos ponerlas en práctica. Por pequeñas que sean, abrirán una puerta y eso allanará el camino para que otros sigan el ejemplo. Luego podremos compartir lo aprendido con otros eventos que vayan a celebrarse".
Uno de los ámbitos de innovación del torneo es el de los derechos humanos, en el que se han producido avances notables en varias áreas relativas a la inclusión. Una parte fundamental de esta labor es lograr que haya una verdadera participación e inclusión de las Primeras Naciones y del pueblo maorí en la preparación y el desarrollo del certamen.
En ese sentido, se ha instituido un panel cultural y se han designado expertos en materia de participación cultural para apoyar la cooperación con comunidades cultural y lingüísticamente diversas. Los hinchas y los espectadores verán pues que se reconocerá a las comunidades de las Primeras Naciones y maoríes en todo el torneo.
"Las culturas de las Primeras Naciones y maorí estarán representadas de forma destacada en las ceremonias del torneo, y se ha integrado a las dos en la imagen de marca del torneo. Con ese mismo objetivo, las denominaciones de las ciudades anfitrionas incluyen también los topónimos tradicionales, otro reconocimiento a las culturas indígenas de ambas naciones", manifiesta Nguyen.
El compromiso constante de la FIFA con la lucha contra todas las formas de discriminación y el fomento de la inclusión contribuirá a lograr que todo el mundo pueda disfrutar del torneo.
Andreas Graf, jefe del departamento de Derechos Humanos y Antidiscriminación de la FIFA, añade: "Nuestro programa de derechos humanos parte de una evaluación hecha conjuntamente por las Comisiones Nacionales de Derechos Humanos de Australia y Aotearoa Nueva Zelanda, e incluye medidas específicas en diversos ámbitos a fin de promover un entorno seguro e inclusivo para los aficionados y velar por la protección de los derechos laborales".
"Las medidas adoptadas para fomentar la participación de las comunidades indígenas y su reconocimiento abrirán nuevos horizontes y pueden ofrecernos lecciones valiosas para futuros torneos, entre ellos la Copa Mundial de la FIFA masculina que se celebrará en Canadá, México y Estados Unidos en 2026".
Otro gran paso adelante es la implantación de sistemas de apoyo a la salvaguardia. La edición de 2023 será la primera de un Mundial femenino en la que se aplique un programa integral de salvaguardia.
"Es una esfera complicada, ya que implica a las nueve sedes, que tienen sus propios servicios gubernamentales, comunitarios y profesionales que responderán de manera singular", recuerda Nguyen.
"Pero aunque sea un ámbito complejo, nos brinda una oportunidad importante de centrarnos en hacer que el deporte sea seguro para todos, no solo para la infancia. Así que, en general, estamos intentando elevar el nivel de sustentabilidad con el que se celebra el torneo".
"Somos conscientes de que habrá 1,5 millones de asistentes a los estadios y miles de millones de telespectadores, por lo que queremos responder como es debido a esta oportunidad que se nos ofrece y aprovecharla bien".
El respeto por el medio ambiente se centrará a su vez en dos áreas principales: las emisiones y los materiales.
"Desde el punto de vista de los materiales, empieza en la fase de adquisición: se traduce en que evaluamos lo que traemos al torneo y lo que construimos de manera que los residuos que se destinen a vertederos sean los mínimos posibles y se reduzca al máximo la contaminación", explica Nguyen.
"Desde el punto de vista de las emisiones, la FIFA se ha comprometido a respetar el marco de la acción climática para el deporte de la CMNUCC, que tiene dos grandes objetivos temporales: una reducción del 50 % de las emisiones de aquí a 2030 y alcanzar las cero emisiones netas de aquí a 2040".
"Una de las actividades principales de este torneo está siendo facilitar que los diez estadios obtengan la certificación de construcción sostenible para sus actividades", concluye.