martes 20 junio 2023, 11:00

"Soy muchísimo más que una simple 'refugiada'"

  • Con motivo del Día Mundial de los Refugiados 2023, conocemos a una de las futbolistas obligadas a huir de Afganistán en 2021

  • Sodaba vive ahora en Estados Unidos.

  • Su relación con el deporte rey le dio un nuevo comienzo en la vida.

A sus 26 años, Sodaba vive en Estados Unidos. Allí está escribiendo un libro, estudiando para ser dentista, trabajando en una clínica dental como auxiliar, buscando un coche para utilizar su permiso de conducir recién obtenido en Estados Unidos, y planificando la siguiente etapa de su vida como entrenadora de fútbol. También es una refugiada de Afganistán –que huyó de Kabul en octubre de 2021 temiendo por su vida–, pero su condición de refugiada, insiste, debería distar mucho de ser su característica definitoria.

En octubre de 2021, Sodaba se vio obligada a tomar una decisión desgarradora: o bien quedarse en Afganistán y enfrentarse a perder su libertad y posiblemente su vida; o bien aprovechar el abanico de oportunidades que le brindaba su relación con el fútbol y huir hacia lo desconocido, pero dejando atrás todo y a todas las personas que había conocido en su vida. Al enterarse de la noticia de que su hermano mayor había sido asesinado por los talibanes por sus vínculos con el Ejército de los Estados Unidos, para el que trabajaba como intérprete, sintió que no le quedaba otra opción que tomar esa decisión.

"Ser una refugiada nunca es fácil; nunca es una situación en la que nadie querría encontrarse”, explica Sodaba desde su nueva residencia permanente en Houston (Texas). "¿Por qué elegiría alguien un escenario en el que debe dejar su hogar, su familia, a todos sus amigos y seres queridos… para ir a algún sitio que no conocemos, y donde no sabemos si seremos aceptados, o si podremos trabajar o integrarnos? Cuando tu vida está en peligro, no te queda otra opción; pero es importante que la gente se dé cuenta de que nadie elige ser un refugiado".

The story of Sodaba Khinjani

Sodaba formó parte de un grupo de más de 150 refugiados afganos relacionados con el deporte femenino del país, a quienes la FIFA ayudó a evacuar de Kabul hacia Doha. Se consideró que las deportistas y sus familiares corrían un peligro crítico por sus vínculos con el deporte femenino. Desde entonces, la FIFA ha estado apoyando al grupo al que Albania se ofreció a proteger temporalmente. Muchos de sus miembros ya han sido reubicados permanentemente en Europa y Norteamérica, y el órgano rector del fútbol mundial se compromete a seguir ayudando hasta que se confirme un reasentamiento permanente para todo el grupo.

Entre las personas evacuadas se encontraban jugadoras de las selecciones femeninas afganas absoluta, sub-23, sub-17 y sub-15, junto con sus familiares. En el grupo también había árbitras, gestoras, entrenadoras de fútbol femenino, destacadas defensoras de los derechos humanos y jugadoras de baloncesto.

Sodaba, ex jugadora de la selección femenina sub-17, recuerda hasta qué punto fueron momentos aterradores y desgarradores: "Casi no pudimos salir siquiera del aeropuerto, porque los talibanes nos pararon y nos dijeron que sería imposible que un grupo de 25 mujeres jóvenes abandonase el país sin tutores masculinos", relata.

The story of Sodaba Khinjani

Joyce Cook, comendadora y oficial de la Orden del Imperio Británico, y entonces directora de Responsabilidad Social y Educación de la FIFA, dirigió la operación para evacuar a las mujeres de Afganistán, y afirmó en aquel momento: "Se trata de historias con rostro humano, de un esfuerzo colectivo de personas de todo el mundo que se preocupan de verdad por estas valientes jóvenes y niñas. Creo que cualquier ser humano que se acerque tanto a la tragedia… que se encuentre con las chicas y escuche sus historias; historias de angustia y pérdida, pero también cargadas de una fuerza y una determinación excepcionales… no podrá evitar sentir una inmensa responsabilidad".

Hace más de un año y medio de aquello y, tras un periodo intermedio en Albania mientras aguardaba la autorización para reasentarse permanentemente en Estados Unidos, Sodaba está ilusionada con las oportunidades que se le presentan ahora a ella y las demás integrantes del grupo, tras haber gozado del respaldo y la ayuda constantes de la FIFA. Antes de huir de Afganistán, estaba estudiando para ser dentista; y ahora ha retomado sus estudios, que realiza a última hora de la tarde por Internet. Y espera ahorrar el suficiente dinero, o bien obtener una beca, para acabar asistiendo a la escuela de medicina.

El fútbol me dio todo: forma física, amigos, rutina y comunidad en Afganistán. Gracias a mi conexión con la selección en la Federación de Afganistán y gracias a la FIFA, también me ha dado una segunda oportunidad en la vida aquí en Estados Unidos.

Sodaba

A los pocos días de llegar a Estados Unidos, ya había conseguido un trabajo como auxiliar en una clínica dental. Once días después de su llegada, aprobó los exámenes para sacarse el permiso de conducir en Estados Unidos, y actualmente está ahorrando para comprarse un coche. También espera volver al fútbol lo antes posible, para ayudar a niñas y mujeres jóvenes –muchas incluso más jóvenes que ella– que han pasado por situaciones similares a gozar de las mismas alegrías a través del deporte que las que vivió ella de pequeña en Afganistán.

"El fútbol me lo ha dado todo", destaca. "Me dio una buena forma física, amigas, una rutina y una comunidad mientras estaba en Afganistán; y gracias a mi relación con la selección nacional en la Federación Afgana, y gracias a la FIFA, también me ha dado una segunda oportunidad en la vida aquí en Estados Unidos".

A pesar de las duras pruebas y tribulaciones a las que se ha enfrentado ya a sus 26 años, Sodaba muestra una visión sumamente positiva, sin un atisbo de autocompasión. Y aunque el dolor por haberse separado de su madre y dos hermanos menores sea a veces evidente en su rostro, ella está decidida a mirar al futuro, hacia nuevas oportunidades, y a seguir apoyando a su familia.

The story of Sodaba Khinjani

Asimismo, alberga sentimientos muy intensos en relación a la palabra ‘refugiada’… y en el Día Mundial de los Refugiados, tiene un alegato que hacer al respecto.

"Todos somos personas", afirma apasionadamente. "Estamos viviendo aquí y contribuyendo. Yo vine aquí a trabajar, y a trabajar duro; para ser dentista y ayudar a la gente. No somos simplemente ‘refugiados’, somos personas. Yo pago impuestos, y quiero ayudar a la comunidad que me ha acogido".

"Hay millones de personas como yo en todo el mundo, que no eligieron las situaciones en las que nos encontramos", continúa. "La mayoría de las personas con las que me cruzo son muy amables, pero sólo espero que, algún día, todos aquellos que pudieran optar por no acogernos bien puedan encontrar en sus corazones lo necesario para ver más allá de nuestra condición, y mirar simplemente a la persona".

Sobre su relación con Joyce Cook –que actualmente trabaja como asesora sénior del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un nuevo proyecto para combatir los abusos en el deporte–, Sodaba afirma, visiblemente emocionada: "En la vida, una persona no tiene por qué ser tu madre biológica para ser tu madre. Joyce es mi segunda madre… y la de todas las mujeres que ayudó a salvar. Ella salvó nuestras vidas, tan simple como eso, y le estaré eternamente agradecida".

Todos somos personas. Vivimos aquí y contribuimos. Vine aquí para trabajar y trabajar duro. Para ser dentista y ayudar a la gente. No somos sólo "refugiados". Pago impuestos y quiero ayudar a la comunidad que me ha acogido.

Sodaba