domingo 10 julio 2016, 17:05

Rubens Salles, un capitán casi de exportación

Cuando el Corinthian FC inglés realizó una gira por Brasil en 1910, además de abrir nuevos caminos, creyó haber encontrado un prometedor refuerzo que llevarse a casa: el talentoso Rubens de Moraes Salles, o simplemente Rubens Salles, centrocampista del CA Paulistano.

Así lo relató el periódico O Estado de S.Paulo en su obituario: “El jefe de la delegación británica quedó tan entusiasmado con Rubens que le hizo una propuesta ventajosísima para incorporarse a un plantel profesional de su país”. Salles se sintió halagado, pero, por suerte para los aficionados brasileños, rechazó la oferta enseguida. Al quedarse en São Paulo, este joven de 20 años prepararía el terreno para convertirse en una de las figuras más prominentes de un deporte que estaba dando sus primeros pasos en el país que, décadas más tarde, sería reconocido como la casa del fútbol.

Y Rubens Salles llevó su condición de pionero hasta extremos increíbles. No sólo fue uno de los primeros futbolistas brasileños en recibir una propuesta del extranjero, sino que tuvo el orgullo de ser el primer capitán de la selección brasileña, y entra pues en esta serie especial de FIFA.com sobre los primeros líderes de grandes conjuntos internacionales.

Fue en 1914, en un amistoso contra el Exeter City, también inglés. Y además de ejercer de capitán, compartió las funciones de seleccionador con el defensa Sylvio Lagrecca. Todo eso, a los 23 años. Por si no bastase, aquella misma temporada marcaría el gol de la victoria del primer partido —y título— internacional de la Seleção, contra nada menos que Argentina, en la histórica Copa Roca.

Fue en Buenos Aires, el 27 de septiembre, dos meses después de su estreno ante el Exeter. Y el trofeo llegó gracias a un sensacional disparo desde fuera del área. El balón efectuó una parábola imposible y sorprendió a un desprevenido Juan José Rithner a los 13 minutos. No fue casualidad que sus compañeros le pusiesen el apodo de Patada Atómica, el mismo que recibiría, mucho tiempo después, otro emblemático astro brasileño: Roberto Rivelino, campeón del mundo de 1970.

Breve paso No obstante, el paso de Salles por la Seleção sería breve. Únicamente disputó otros tres encuentros con el equipo, y colgó las botas en 1917. Eso no disminuyó ni un ápice su influencia en la época del amateurismo, ya que continuó vinculado al deporte, como entrenador. En 1931, por ejemplo, condujo al antiguo São Paulo FC a la conquista de su primer título, el campeonato estatal. Una última hazaña que se produjo apenas tres años antes de su muerte, a los 53.

Nacido en São Manuel, ciudad situada a 270 km de São Paulo, Rubens Salles empezó a jugar muy pronto, a los 11 años, en partidillos informales contra sus compañeros de internado, a la hora del recreo. Nunca recibió exactamente una “formación” futbolística. Resulta difícil decir cuál era la faceta por la que más destacaba dentro de la cancha, si su habilidad con el balón o su capacidad de liderazgo.

En su obituario, O Estado de S.Paulo manifiesta esa misma duda. “Después de su retirada de los terrenos de juego, surgieron varios muchachos de complexión robusta que también se distinguieron. Pero ninguno de ellos con aquella manera, original y elegante, de practicar un deporte extraño”, publicó el periódico. “Rubens Salles era intransigente en su concepto de la solidaridad. Muchas veces, en las horas fugaces del triunfo, exigía que su nombre desapareciese, para que todos los integrantes del grupo recibiesen por igual los aplausos y laureles”.