La trayectoria de locura de Islas Salomón

A quienes estén familiarizados superficialmente con la historia de la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA les parecerá de escándalo el registro de Islas Salomón en la competición: ocho partidos, siete derrotas, una victoria y 103 goles en contra. Pero quienes la conocen bien comprenden que, en el caso de un equipo como los Kurukuru, estas estadísticas poseen escaso valor para explicar la trayectoria de la selección.

En Colombia 2016, la nación participa por tercera vez en una fase final del Mundial. Islas Salomón debutó en la élite del fútsal en Brasil 2008 con un grupo de jovencitos boquiabiertos, cohibidos, superados por la grandiosidad de la ocasión y, a decir verdad, mal preparados. La media de edad del combinado era de 18,5 años.

Cinco de aquellos jugadores siguen integrando la selección actual: cuatro han participado en las tres fases finales, y tres de ellos se han reunido con FIFA.com para repasar estos ocho años increíbles.

Mantuvimos esta entrevista en el Coliseo Bicentenario de Bucaramanga, donde pocas horas antes habían puesto en aprietos a Costa Rica, campeona de la CONCACAF, en un reñido encuentro que los Kurukuru acabaron perdiendo por 4-2. El vestuario de este recinto resultó el marco perfecto para reflexionar sobre las notorias diferencias que existen entre el rendimiento actual y el que ofrecieron durante la primera vez que jugaron en tierras sudamericanas.

“La primera vez fue increíble”, asegura Samuel Osifelo. “Éramos sólo unos críos en aquella competición de 2008. En los ocho años transcurridos hemos aprendido mucho”.

“Cuando estuvimos en Brasil, no sabíamos jugar. Era la primera vez que competíamos”, admite el defensa James Egeta. “Aquellos fueron partidos de niños contra hombres. Esta vez, hemos competido de verdad, no se lo hemos puesto fácil a nadie. En el choque contra Costa Rica hemos dejado bien claro lo que somos capaces de hacer”.

“Brasil 2008 fue increíble. Nos enviaron allí y, de repente, nos encontramos frente a frente con aquellos tipos. Bien mirado, fue una locura”, añade el capitán Elliot Ragomo. “Pero si comparamos el partido contra Costa Rica incluso con el nivel en el que estamos ahora, la gente de las Islas Salomón nunca hubiera creído que pudiéramos jugar así”.

Mirando el contexto Cuando se considera que casi el 70% de los goles que los salomonenses han recibido en total (31 de ellos en una derrota de récord a manos de Rusia) se produjeron en Brasil, las estadísticas empiezan a no tener mucho sentido, dada la transformación de aquel “equipo de locura” compuesto por un puñado de amigos.

“Conforme hemos acumulado años jugando juntos, hemos ido cambiado más y más”, explica Ragomo. “Ahora poseemos esta mentalidad competitiva: salimos a ganar. En 2008, estábamos allí para divertirnos, salíamos sólo a jugar”.

Uno de los denominadores comunes a lo largo de esta experiencia, y de todas sus participaciones en el Mundial hasta la fecha, tiene nombre propio: Falcao. “Desde que nos iniciamos en este deporte a la edad de 12 años y vimos a Falcao, al menos yo personalmente, teníamos una fijación: ‘Quiero jugar algún día como el tipo este’, y mi sueño se ha hecho realidad”, declara Egeta, entusiasmado por haber compartido la cancha con su ídolo. “Para mí, el momento más emocionante fue jugar contra Falcao, ¡y eso que perdimos por 21-0 contra él y los suyos!”.

Ragomo apostilla: “Todos crecimos viendo sus vídeos en YouTube. Enfrentarnos a él fue increíble”. Lo más increíble de todo es que, si estos cuatro jugadores, incluido Micah Leaalafa, siguieran en activo hasta bien entrada la treintena, podrían superar el récord de cinco Mundiales disputados que acaba de establecer el gran astro brasileño del fútsal.

En su país, los cuatro están considerados grandes estrellas del fútbol de salón. “Pase lo que nos pase en el fútbol, es fiesta mayor en las Islas Salomón”, explica Samuel. “Siempre que salimos o regresamos al país hay gente esperándonos en el aeropuerto”.

“Nuestro objetivo principal consiste en dar relevancia a los salomonenses en las competiciones internacionales”, manifiesta Ragomo, aunque también subraya que, para dar el siguiente paso y subir el listón, hay que mejorar las cosas en el propio país. “Puede que seamos la única selección nacional que no posee una cancha de fútsal propia. Esta situación también hay que tenerla en cuenta”.

No obstante, si mantienen esta trayectoria ascendente, con oportunidades para competir con regularidad hasta la próxima Copa Mundial, en 2020, ¿hasta dónde podrán llegar? “¿Quizás pasar de ronda? ¿Llegar a cuartos de final? ¿A las semifinales?", concluye Ragomo mientras los tres se despiden de camino a una sesión de entrenamiento. "Vamos a trabajar por ese objetivo”.