A primera vista se diría que Ralf Kellermann tiene una relación muy especial con el número tres. En 2013, el técnico alemán ganó con el Wolfsburgo el triplete compuesto por Liga, Copa y Liga de Campeones de la UEFA. El pasado sábado, Kellermann conquistó con la escuadra verdiblanca su tercer título de Copa tras los de 2013 y 2015. Y este 26 de mayo, si el Wolfsburgo vence al Oympique de Lyon en la final de la Champions, Kellermann se convertiría en el primer entrenador que gana este torneo en tres ocasiones. Pero las apariencias engañan.
“Para mí, eso no significa nada. Si ganamos estaré igual de feliz con el tercer título que cuando logramos el primero”, explica a FIFA.com el premiado como Entrenador Mundial de la FIFA de Fútbol Femenino en 2014. “Para mí tiene mucha más importancia que, siendo nuestra cuarta participación en la competición, nos hayamos metido por tercera vez en la final, que sólo hayamos caído una vez en semifinales y que hayamos vuelto a llegar tan lejos. Cuando pienso que el Bayern Múnich, dominador y campeón de la Liga alemana este año, cayó ya en la primera ronda del torneo... Lo que pasa es que no te puedes permitir un solo día malo. El número tres no significa nada, y si ganamos nuestra tercera Liga de Campeones, el año que viene volveremos a por la cuarta”, asegura.
El Wolfsburgo llega a la la final con mucha confianza tras levantar la Copa alemana después de ganar 2-1 al SC Sand, aunque Kellermann advierte que el hecho de jugar dos finales en cinco días supone una desventaja para su equipo.
“Creo que nos perjudica un poco. Nos habría gustado tener más tiempo para preparar el duelo frente a un rival de la talla del Lyon. Jugamos la final de Copa el sábado, el domingo tuvimos día de descanso y recuperación y ahora nos quedan sólo el lunes y el martes para trabajar los aspectos tácticos. Habría sido bueno contar con una semana de entrenamiento, que es lo normal. Cuando digo esto me refiero fundamentalmente a la preparación táctica de cara a la final, porque a la carga de partidos ya estamos acostumbrados. Nos habría venido bien tener más tiempo, pero eso habría significado no estar en la final de la Copa, y la verdad es que, si me dan elegir, yo lo prefiero así”, asegura.
Un Lyon temible El Wolfsburgo conoce muy bien a su rival del jueves. Y es que las Lobas y el Lyon ya se vieron las caras en la final de 2013. Entonces, Martina Mueller llevó el júbilo al banquillo germano cuando, en el minuto 73, anotó el gol de la victoria. “El Lyon ha cambiado un poco desde 2013”, analiza Kellermann. “Tiene innumerables virtudes. En mi opinión es hoy en día la referencia en el fútbol de clubes. Juega a un gran nivel en los aspectos técnico, táctico y físico. Sus futbolistas son de lo mejor que hay a nivel mundial y, en comparación con nuestro equipo, parten con la ventaja de que, exceptuando quizás uno o dos cambios, llevan más tiempo jugando juntas. En la faceta colectiva funcionan como un reloj. Sientan cátedra cada vez que juegan. Además, afrontan la final con mucha confianza después de arrollar en semifinales al PSG, al que golearon por 7-0 en la ida”, continúa.
Para la final, Kellerman no podrá contar con la goleadora Martina Mueller, que colgó las botas al término de la temporada 2014/2015, ni con Nadine Kessler, que, a los 28 años, anunció recientemente que deja el fútbol por problemas en su rodilla.
“Es muy duro que una jugadora tenga que retirarse a su edad, cuando se encuentra en el mejor momento de su carrera e incluso ha ganado el premio individual más importante de este deporte”, afirma el técnico en alusión al premio a la Jugadora Mundial de la FIFA que Kessler recibió en 2014.
“Está claro que cualquier equipo echaría de menos a una jugadora como Nadine en su mejor versión. En los últimos dos años sólo había jugado 30 minutos, y eso ocurrió en septiembre de 2014, así que ya hemos tenido que arreglárnoslas sin ella dos temporadas completas. Eso ha supuesto algunos cambios. La jerarquía en el equipo ha variado y otras jugadoras han asumido galones. En todo momento hemos tenido claro que no podíamos sustituir a Nadine con una única futbolista, así que hemos intentado repartir las responsabilidades entre varias. En lo que respecta al juego ofensivo, Nilla Fischer y Alexandra Popp son las futbolistas que han dado un paso adelante”, explica Kellermann.
Otras mentalidades Por otra parte, el hecho de que el Wolfsburgo haya perdido a algunas de sus jugadoras más importantes ha llevado a una renovación del plantel, con la llegada, curiosamente, de dos ex jugadoras del Lyon: la suiza Lara Dickenmann y la francesa Élise Bussaglia. Le preguntamos a Kellermann si esta circunstancia le ha permitido obtener ‘información privilegiada’ sobre el conjunto galo de cara a la gran final.
“Lógicamente, las dos nos pueden dar información sobre el vestuario y la mentalidad del Lyon. Si les decimos que en 2013 no estaban preparadas adecuadamente para enfrentarse a nuestro equipo nos responden que, efectivamente, así fue. El Wolfsburgo no les parecía un rival lo suficientemente peligroso y daban por sentada la victoria. Si les digo que cuando en aquella final se llegó al descanso con 0-0 se encontraron con un problema de mentalidad, porque nunca se habían enfrentado a una coyuntura así en la liga francesa, las chicas me responden que, en efecto, eso fue lo que ocurrió. Resulta muy interesante y divertido compartir este tipo de cosas, porque puedes ver que la mentalidad es totalmente diferente”, cuenta Kellermann con una sonrisa.
“Nuestro cuerpo técnico prepara minuciosamente los duelos frente al Lyon. Hemos visto al equipo galo in situ en varias ocasiones, tenemos muchos vídeos de ellos y una vez que hemos completado nuestro trabajo de análisis puede ser que comentemos alguna cosa con las chicas. Siempre existe la posibilidad de consultarles esto o lo otro, pero en esencia lo hacemos nosotros solos”, concluye.
Kellermann confía en que una vez más su cuerpo técnico y él den con la clave para sumar una nueva copa a las ya repletas vitrinas del Wolfsburgo.