Vivir unos Juegos Olímpicos como deportista es una experiencia muy especial, reservada solamente a unos pocos privilegiados. Si, además, uno vuelve a visitar como vigente campeón del mundo el lugar de aquel triunfo para disputar el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino, la combinación es única. Y este es el caso de Matthias Ginter.
En 2014, Ginter levantó con la selección nacional de Alemania el trofeo de campeón del mundo en el legendario estadio de Maracaná, en Río de Janeiro, si bien no jugó ningún minuto en todo el torneo. Dos años después, este futbolista de 22 ha regresado a Brasil con el objetivo de colgarse una medalla con el combinado olímpico alemán. El camino hasta el podio, sin embargo, será difícil. No en vano, al cabo de dos jornadas disputadas en el Grupo C, Alemania no conoce la victoria y ha tenido que conformarse con sendos empates:* *2-2 contra México y 3-3 contra República de Corea, rivales que suman cuatro puntos en su casillero. Con todo, el equipo alemán siempre ha demostrado fortaleza mental y ha respondido en situaciones adversas.
"Esto dice mucho de la moral que hay en el equipo. Nunca nos rendimos y así es como debe ser. Aunque no nos salga todo bien, siempre corremos y peleamos. Volvimos a hacerlo contra Corea, igual que habíamos hecho previamente contra México, y, por suerte, nos valió para sumar otro punto", explicó Ginter en su entrevista con FIFA.com.
"Tenemos mucha calidad y también mucha experiencia. Nos faltan quizá los automatismos. Pero es difícil adquirirlos, porque no entrenamos mucho y tenemos un partido cada tres días. Digamos que, en cierto modo, ese es nuestro entrenamiento, nuestra manera de ir conociéndonos. Simplemente, procuramos ir entendiéndonos mejor y, cómo no, confiamos en poder ir mejorando".
La selección olímpica alemana tiene en Ginter a un profesional consolidado de la Bundesliga, a un defensor todoterreno que acumula ya numerosos encuentros con el Friburgo y el Borussia Dortmund. Joachim Loew lo convocó por primera vez para el combinado absoluto en marzo de 2014, y fue el integrante más joven de la expedición germana que viajó al Mundial. A buen seguro que estas experiencias permitirán a Ginter continuar ejerciendo como uno de los líderes del equipo y afinarlo de cara a su siguiente misión.
"Siempre ayuda estar presente en los grandes torneos y aprender cómo transcurren. Yo siempre intento levantar los ánimos, aunque la cosa no vaya muy bien, como cuando Corea marcó el 2-3. Ahí tuve que seguir alentando a mis compañeros", contó sobre su papel en la cancha. "El partido no termina hasta que suena el pitido final. Mientras no suene el pitido final, todo es posible. Lo vemos continuamente. Portugal, sin ir más lejos, no desplegó un fútbol espectacular, pero demostró una mentalidad formidable y conquistó el título con total merecimiento. Ya veremos qué ocurre".
El dulce recuerdo de Belo Horizonte El miércoles 10 de agosto, Alemania se enfrentará a Fiyi, debutante en estas lides, en el tercer y último partido del Grupo C. El encuentro se jugará en Belo Horizonte, un lugar que tiene ya asegurada una página en los anales del fútbol, porque allí fue donde la selección alemana derrotó 7-1 a Brasil y le infligió la mayor derrota jamás vista en una semifinal de la Copa Mundial.
"Asociamos muchas cosas positivas con ese lugar. Todos se alegran de pisar un feudo histórico como ese. Intentaremos que el marcador sea parecido al de hace dos años", declaró sonriente Ginter, natural de Friburgo, al tiempo que frenaba la euforia. Porque no olvidemos que Alemania necesita ganar por al menos cinco goles de diferencia para asegurar su clasificación a la siguiente ronda. Cualquier otro resultado le obligaría a hacer cuentas y mirar de reojo el choque entre los Guerreros Taeguk y el Tri.
"No podemos empezar a decir que vamos a marcar diez goles, porque de lo contrario te vuelves loco si a los cinco minutos no vas ganando ya 1-0. Hay que tener paciencia. Claro que queremos ganar por muchos goles, y debemos hacerlo si queremos estar seguros de pasar".