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lunes 14 marzo 2016, 16:26

Faras, capitán de una "generación única"

Hace exactamente 40 años, todos los marroquíes se pegaron a sus aparatos de radio para escuchar la mayor gesta de su fútbol nacional. En aquella época no había televisión ni Internet y todo Marruecos vivió el acontecimiento a través de la voz del difunto Ahmed El Gharbi, que se hizo famoso por la alegría desbordante con la que narró a los marroquíes el triunfo de su selección en Etiopía 1976.

Aquel 14 de marzo de 1976, el 1-1 arrancado contra Guinea en Addis Abeba, en la última jornada de la liguilla final a cuatro, selló la primera y única victoria hasta la fecha de Marruecos en la Copa Africana de Naciones. El centrocampista y capitán Ahmed Faras, uno de los principales artífices del triunfo, recordó esos momentos inolvidables para FIFA.comdesde su vivienda en Agadir: “No fue fácil ganar ese título. Guinea necesitaba la victoria, por lo que podíamos conformarnos con un empate. Entonces, los guineanos estaban considerados como los brasileños de África. Nos acosaron desde el primer minuto del partido. Cuando abrieron el marcador, las cosas se complicaron”.

“Ese gol nos dejó muy tocados”, añadió la leyenda de 69 años, “antes de despertar y darlo todo en el segundo periodo. En el minuto 86, avancé con el balón desde el mediocampo y vi cómo un compañero se desmarcaba. Pasé el balón enseguida a Ahmed Makrouh, que marcó el empate con un disparo desde 25 metros. Cuatro minutos después, el árbitro zambiano pitó el final del partido. El título era nuestro”.

Una enfermedad inoportuna Ahmed Faras pasó por momentos difíciles en aquella época. Unos días antes del primer partido contra Sudán, se vio aquejado de una fiebre tifoidea. El equipo lo sintió como una catástrofe, pues Faras era su capitán y líder. “Poco antes del primer partido, empecé a sentir escalofríos y cefalea, síntomas de la fiebre tifoidea. El médico me prohibió entrenar y me dijo que me quedase en mi habitación, sin olvidarme de tomar las medicinas. Mi sueño de levantar la Copa parecía esfumarse, pues mi participación en el campeonato estaba en entredicho”.

“En la mañana del día del partido, el máximo responsable de la delegación marroquí, Mehdi Belmajdoub, vino a visitarme, y me dijo: ‘Tranquilízate. Vas a liderar a tus compañeros contra Sudán, y ninguno de nosotros notará que estás enfermo’. En efecto, jugué el encuentro e hicimos un partidazo contra una gran selección como Sudán”, recordó.

En aquella época, todos los equipos africanos temían a Faras por su desenvoltura y su facilidad técnica. Eso explica que, pese a su enfermedad, jugase todos los partidos de Marruecos en ese certamen. En la primera fase, los marroquíes obtuvieron dos victorias, contra Zaire (actual RD del Congo) y Nigeria, y un empate frente a Sudán. En la liguilla decisiva, los Leones del Atlas vencieron a Egipto y a Nigeria, antes de enfrentarse a Guinea.

Entonces, las recompensas económicas eran más bien exiguas, pero a los jugadores marroquíes les motivaba sobre todo la oportunidad de dejar muy alto el pabellón de su país y obtener un título histórico para el fútbol marroquí. “Somos una generación única”, resaltó Faras. “Lo sacrificamos todo por la camiseta de la selección y la gloria del fútbol marroquí. Recuerdo que, antes del campeonato, recibimos 50 dólares como prima a modo de estímulo. Tres meses después de conquistar el título, recibimos 1.000 dólares”.

El Balón de Oro africano Faras brilló con luz propia en la década de los 70. Pese a su juventud, condujo a su selección hacia la fase final de tres Copas Africanas de Naciones y hacia los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, donde metió 3 goles. También disputó la Copa Mundial de la FIFA México 1970™. Individualmente, Faras recibió el Balón de Oro africano en 1975, convirtiéndose en el primer jugador árabe que obtenía el prestigioso galardón.

El ex centrocampista nos explicó los motivos que llevaron a France Football a distinguirle como mejor jugador africano: “En 1975, gané con el Chabab Mohammedia un título liguero y la Copa de Marruecos, así como la Copa del Magreb. Después conduje a mi país hacia la victoria final en la CAN 1976, redondeando un año excepcional para mí”.

El máximo goleador en la historia de la selección marroquí, con 42 dianas, espera que sus sucesores consigan una segunda corona continental, aprovechando las circunstancias mucho más favorables del fútbol actual.