Cómo frenar a Romario, Cantona o Van Basten... según Boli

“Un día, Bernard Tapie preguntó a Jean-Pierre Papin qué defensa le había creado más problemas. Papin respondió: ‘Basile Boli’. Al año siguiente, Tapie fichó a Boli para el Marsella”, cuenta Enzo Scifo a FIFA.com. “Es el defensor que más me impresionó durante toda mi carrera, sin duda alguna”, confirma además el genial belga.

De hecho, en los años 1980/90, Papin y Scifo no eran los únicos que temían enfrentarse a este imponente zaguero, que abrió las puertas del paraíso al Olympique de Marsella al marcar de cabeza el gol de la victoria de los suyos en la final de la Liga de Campeones de la UEFA de 1993 contra el AC Milan, dos años después de llorar en ese mismo estadio ante el Estrella Roja de Belgrado.

En 15 años de carrera y 45 internacionalidades con Francia, Boli se codeó con los más grandes futbolistas de su época. Esta temporada ha regresado al Marsella como embajador del club y, coincidiendo con los elogios de Scifo, ha aceptado recordar con FIFA.com a algunos de los grandes delanteros con los que tuvo la ocasión de cruzarse dentro de las canchas. Con ustedes, el inimitable Boli:

Marco van Basten: El dandi asesino "Jugué contra él dos veces, con la selección y con el Marsella. Por desgracia, fui yo quien puso fin a su carrera el día de la final de la Copa de Europa. Le di con la suela en el tobillo que ya tenía muerto, así que... A pesar de todo, intercambiamos las camisetas al final del partido. Lo gracioso es que un día nos encontramos en Mónaco, él me presentó a su mujer, y ella dijo: 'Ah, ¿éste es Boli, entonces?'. ¡Así que por lo menos hablaron de mí una vez! (ríe). Fue uno de los jugadores más completos con los que me crucé en mi carrera. Tenía una técnica altísima, era muy duro, daba golpes... ¡No tenía miedo de nada! Era un dandi asesino".

Romário: Reto superado con holgura "Es un duelo que gané . Él no era un jugador físico y buscaba el uno contra uno en todo momento. Para mí era como una apuesta, porque mis hermanos apoyaban a Brasil y se metían conmigo, así que estaba empeñado en callarlos. Ya conocía las cualidades de Romário. No es muy grande, y no iba a crearme problemas por alto, más bien recurría a la anticipación y la velocidad. Le dejé espacio, porque yo era más dinámico que él, y lo adelantaba por velocidad, más que nada gracias a mis cualidades físicas. Lo más importante era no tocarlo para no cometer faltas. En la segunda parte lo sustituyó Bebeto, que tenía unas características muy parecidas".

Martin Dahlin: Cambio de tornas "En la Eurocopa de 1992 jugamos contra Suecia y lo anulé por completo. Fue en el partido inaugural, contra el país organizador , yo jugué muy bien. Al final intercambiamos las camisetas y recuerdo que daba un apretón de manos fuerte. Unos meses más tarde nos enfrentamos de nuevo, en el Parque de los Príncipes , ¡y fue él quien me destrozó! Se desquitó. Era un tipo sólido, muy físico, que había estudiado muy bien mi juego y me bloqueó en todas las acciones. En aquel momento, Laurent Blanc me dijo: 'Nunca te había visto sufrir, pero aquí sí que lo has pasado mal'”.

Jean-Pierre Papin: El mejor enemigo "El caso de Papin es un poco especial, porque era muy físico y muy atlético, aunque no lo pareciese. Y también muy rápido. Si se le dejaban tres metros, marcaba. Era muy espontáneo, se le daban muy bien las voleas, los centros, las carreras en diagonal… Era fundamental impedirle que se colocase en posición de disparo, porque era capaz de tirar desde cualquier sitio. Cuando jugamos juntos en el Marsella, fue él quien me enseñó a golpear el balón. Durante dos años, nos quedábamos una hora y media después de los entrenamientos disparando, una y otra vez, dándole justo en el centro. Para mí fue un regalo tenerlo como compañero o como adversario. Fue uno de los grandes de los años 90. Marcó la historia del Marsella y luego fue Balón de Oro".

Eric Cantona: La pesadilla del rey "Lo conocía tan bien que le daba pánico jugar contra mí, hasta en los entrenamientos. Yo no quería enfrentarme a Papin en los uno contra uno, prefería jugar contra Eric, ¡y él no quería! Era uno de los futbolistas más técnicos de su generación. Tenía el tamaño de Van Basten y la técnica de Zidane. También respondía en el plano físico. Era el tipo de delantero al que se podía desestabilizar provocándolo, pero yo no entraba demasiado en eso. Jugué contra él varias veces, y no me salió muy mal. Recuerdo que cuando estábamos juntos en las categorías inferiores del Auxerre, él me decía: 'Yo me ocupo del ataque y tú de la defensa. Y siempre marcaba tres goles. ¡Era fantástico!'”.

Georges Weah: Vigilancia individualizada "Siempre que jugábamos contra el Mónaco o el París, todo el mundo defendía en zona, pero yo le hacía un marcaje individual. Contra mí no marcó nunca, así que Raymond Goethals siempre me decía: 'Tú te ocupas de Georges Weah'. Siempre era muy físico, él también era un auténtico luchador. Recuerdo un partido contra el PSG en el que Marcel Desailly fue a por él en mi lugar y se llevó un golpe en el labio. Marcel lo agarró por el cuello y yo aparecí enseguida para interponerme. Entonces Georges me dijo: 'Basile, déjamelo 30 segundos, ¡voy a matarlo!'. Tenía lágrimas de rabia en los ojos, creo que si le hubiese dejado ese día Marcel habría acabado en el hospital" (ríe).

Juergen Klinsmann: movido por el miedo "¡Ah, Juergen! (ríe). Jugué contra él con el Marsella, contra el Inter de Milán, luego contra el Mónaco y con la selección. Pedía el balón desde todos lados, tenía una tonicidad física excepcional. La única pega es que tenía algo de miedo, así que procuraba dar golpes antes de recibirlos, y dolía. Fue muy tenso, pero era el tipo de delantero que se me daba muy bien, porque había un verdadero combate físico".