lunes 27 junio 2016, 03:59

Chile, bicampeón de América (0-0; 2-4 PEN)

Chile se consagró bicampeón de América tras vencer a Argentina, otra vez, en los penales por 4-2 luego de que durante los 120 minutos igualaran 0-0. Algarabía de la Roja que ratificó su dominio continental y la desazón de la Albiceleste, que perdió su tercera final consecutiva y extendió a 23 años su sequía de títulos a nivel mayor.

En el comienzo, Argentina se mostró más confiada y decidido a quedarse con el partido. Con un Lionel Messi movedizo, junto con la reaparición de Ángel Di María, los dirigidos por Gerardo Tata Martino monopolizaron la tenencia y se acercaron con determinación al área chilena.

A los pocos minutos, la Albiceleste tuvo una oportunidad en los pies de Ever Banega, que remató apenas desviado. Los campeones defensores, sin ideas y con dificultades para hacerse con el esférico, apenas pudieron mantenerse en su campo para evitar los embates de los argentinos.

Al promediar la primera parte, Gonzalo Higuaín dispuso de la ocasión más clara. En un error de la última línea de la Roja, el delantero del Nápoles encaró solo hasta la zona de peligro chilena y definió suave y por encima del golero Claudio Bravo, pero la bola salió a centímetros del palo derecho.

Luego, el encuentro entró en la fricción y ambos equipos se mostraron estériles para crear situaciones. A ese impedimento, que tuvo que mucho que ver el respeto que se tuvieron ambas escuadras, se le sumó la pérdida de dos jugadores, Marcelo Díaz en Chile y Marcos Rojo en Argentina.

Así, los últimos instantes de la parte inicial exhibieron poca emoción a nivel futbolístico y mucha tensión. Nadie quería cometer una equivocación, en un cotejo que a todas luces parecía ser de quien metiera un gol, ganaría.

Dramatismo y mucha paridad En la etapa complementaria, el dominador en los primeros minutos fue Chile. Con mayor aplomo y con la personalidad de uno de sus líderes como Arturo Vidal, los campeones de América capitalizaron la tenencia de la pelota y le hicieron difíciles las cosas a Argentina, que le costó tener la bola y mucho más generar algo de juego colectivo.

Mauricio Isla plasmó ese dominio en una jugada que casi se transformó en la apertura del marcador. En un disparo cruzado en el borde del área grande argentina, el balón salió apenas afuera del poste derecho del arquero Sergio Romero.

Y mucho mejor fue la ocasión del artillero del certamen Eduardo Vargas. El goleador ingresó en la zona de peligro albiceleste y ejecutó un tiro que Romero sacó con esfuerzo con su pierna derecha. Chile se mostraba definitivamente mejor.

A pesar de ello, Argentina, cuándo no a partir del talento y la repentización de su capitán Messi, gozó de una oportunidad sobre los instantes finales del encuentro. El astro del FC Barcelona asistió al Kun Sergio Agüero, quien quedó mano a mano con Bravo y lanzó su potente disparo por encima del larguero. De ese modo, y con una paridad absoluta, el cotejo se fue al tiempo de prórroga.

Una definición con deja vu El cansancio y la presión le agregaron condimentos dramáticos para una final que ya en los papeles tenía mucho de carga para ambos elencos. No obstante, en el minuto 99 se produjo tal vez la jugada más electrizante y espectacular del cotejo decisivo. Tras un tiro libre en forma de centro de Messi, Agüero lanzó un cabezazo que Bravo sacó de manera increíble cuando se metía en el ángulo derecho.

Y con mucho de esfuerzo y no tanta claridad, la segunda parte del tiempo suplementario transcurrió con leve dominio argentino, que no pudo cristalizar en la red contraria. Una vez más, como en la edición 2015, hubo que dirimir el título en los penales.

En los lanzamientos desde los 11 metros, otra vez la Roja se mostró más efectiva y alcanzó su segunda coronación consecutiva. Messi y Lucas Biglia fallaron en sus remates al igual que Arturo Vidal, pero los otros cuatro chilenos fueron certeros y se coronaron bicampeones de América.