“Estaba en casa con unos amigos. Fue un partido raro”.
Todos los aficionados al fútbol, incluido el alemán Julian Brandt, recuerdan dónde estaban cuando vieron aquel 7-1. El que es, seguramente, el partido más sorprendente de la historia de la Copa Mundial de la FIFA™ no necesita presentación, y ni siquiera hace falta mencionar a los dos equipos que lo disputaron. Todo el mundo sabe ya que, cuando se pronuncian esos dos números y en ese orden, se está hablando de la semifinal de récord de 2014, el Mineirazo.
Aquel partido supuso el punto más bajo de la historia reciente del futebol brasileño y prácticamente la cumbre del fussball alemán, pues la Nationalmannschaft acabó levantando el trofeo cinco días después en el Maracaná. La selección olímpica de Alemania regresará a ese mismo estadio legendario para enfrentarse a Brasil en una reedición de la semifinal de 2014.
“Es un sueño hecho realidad jugar en un estadio tan histórico y famoso”, comenta Brandt con una gran sonrisa. “Además, repetir el escenario de 2014 ha estimulado al equipo. La presión no está de nuestro lado, sino sobre los anfitriones”.
Si los alemanes vuelven a salir victoriosos de una final en el Maracaná, Brandt habrá desempeñado una labor crucial en ese triunfo. El número 11 de Alemania es el arma ofensiva más sobresaliente de un equipo que rebosa talento en ataque. De los 21 goles que hasta la fecha ha anotado el combinado de Horst Hrubesch, Brandt ha participado directamente en nueve, con siete asistencias y dos disparos que, aunque salieron rechazados, pudieron rematar a gol sus compañeros. El jugador del Bayer Leverkusen, quien vio puerta en seis partidos consecutivos con su club la pasada temporada, todavía no ha firmado ningún tanto en Río 2016.
“Se trata más bien de lo que consiga el equipo”, afirma Brandt. “No es importante que marque yo mismo. Sin embargo, aunque me siento muy orgulloso de mis pases de gol, estoy deseando anotar un tanto en la final. Sería el momento perfecto para marcar mi primer gol en el torneo”.
El cuerpo técnico de Alemania también estará deseando asegurarse de que este equipo joven y lleno de talento salga airoso de esta final. Técnicos y seguidores recuerdan no sólo 2014, sino también el año 1988, cuando Alemania se colgó la medalla de bronce, la anterior mejor clasificación del país en un Torneo Olímpico de Fútbol, con hombres como Jurgen Klinsmann y Karl-Heinz Reidle en sus filas. La quinta de 2016 ya ha mejorado la marca de estos futbolistas legendarios.
“Ahora lo que ocurra en la final será un plus”, asegura Brandt. “No podemos comparar esta situación con la de 1988, porque lo que resulta tan impresionante es que nuestro equipo acaba de formarse y en un periodo de tiempo muy corto. Por eso es tan especial que hayamos llegado a la final. Lógicamente, me parece increíble haber superado a aquellas leyendas del fútbol alemán y haber hecho historia”.
El mediocampista debutó de la mano de Joachim Low en la absoluta a principios de este año en un amistoso contra Eslovaquia. Pero Brandt quiere más.
“Ahora que acaban de retirarse algunos de los jugadores clave, como Schweinsteiger y Podolski, una nueva generación llama a la puerta”, señala. “Lógicamente, tengo un ojo puesto en lo que sucede en la absoluta, y aspiro a dar ese paso adelante”.
Esta gran seguridad es sus propias habilidades ha llevado lejos a este joven de 20 años. Puede que los campeones del Mundial recuerden algún día dónde estaban cuando vieron la final de Río 2016, sobre todo si Brandt consigue su gol.