Borisov es de película

¿Hay algo mejor que sentarse en el sofá y ver una película después de un día duro? A Vitaliy Borisov le encanta hacerlo, porque le permite sumergirse en mundos desconocidos y ponerse en la piel de personajes de lo más variado. Quizá sueñe también con vivir aventuras similares a las que nos acerca el cine y que, en muchos casos, nos parecen imposibles. Pero, lo que es cierto, es que Borisov está siendo en estos momentos el protagonista de su propia historia.

El delantero, de 34 años, se encuentra disputando la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA Colombia 2016 con la selección de Azerbaiyán, y está haciendo temblar de miedo a sus rivales del mismo modo que hacía Al Pacino en el papel de Michael Corleone en El padrino, su película favorita. Los europeos, que participan por primera vez en la prueba reina, superaron la fase de grupos ofreciendo una buena imagen.

Un triunfo claro sobre Marruecos, campeón de África, una derrota ajustada ante España, campeona de Europa, y un empate contra Irán, campeón de Asia, dieron al cuadro caucásico su billete para octavos. Con tres partidos en siete días, ¿ha tenido tiempo de ver la tele?

"Aquí aún no he podido ver ninguna película", confirma el dorsal número 14 de los azeríes en su charla con FIFA.com. "Lo único que vemos por televisión son los partidos del Mundial, así analizamos a los rivales". El próximo de ellos será Tailandia, que espera ya en el primer cruce.

Cuando no basta con ser espectador En este partido, el atacante y su equipo tendrán que poner de nuevo toda la carne en el asador, tal y como hicieron en el último partido de la liguilla contra Irán. Su solidez defensiva y su velocidad en las transiciones reportaron a Azerbaiyán un valioso empate y el consiguiente segundo puesto del Grupo F. Desde luego, un buen motivo para la alegría, pero Borisov no estuvo del todo satisfecho durante el encuentro.

En el banquillo, mostró una y otra vez su frustración y descontento. "Me habría gustado jugar más y poder ayudar a mi equipo, por eso no estaba demasiado conforme con el cambio. Pero es algo normal. Esto es un deporte de equipo y, si el entrenador toma una decisión, hay que acatarla".

Es evidente que a Borisov no le gusta ser un mero espectador. Por eso no es de extrañar que este padre de una niña de tres años no tenga suficiente con ver el mundo solamente en las películas. Su tercera gran pasión, después del fútsal y las producciones de Hollywood, es viajar, y tiene la suerte de poder compaginar estupendamente dos de ellas.

Todo comenzó porque, en el año 2002, quiso probar algo nuevo, y así se inició en el fútsal. "En aquel momento, el fútsal empezó a hacerse muy popular en Azerbaiyán", cuenta. Gracias a él, ahora está pasando unas semanas en Sudamérica.

Apoyo desde su país "Desafortunadamente, no he tenido tiempo de ver mucho. Espero que en los próximos días podamos hacer algo con todo el equipo. El hotel y el pabellón están muy bien, pero yo quiero ver más cosas", dice Borisov entre risas. Sin duda, otra razón más para derrotar al combinado anfitrión de la última Copa Mundial.

A fin de que todo salga bien, el jugador del KMF Ekonomac —el único integrante de la expedición azerí que milita en un club extranjero— recibió un pequeño talismán de su mujer. Gracias a él y a las actuaciones de los suyos hasta la fecha, Borisov se muestra más que optimista de cara al choque de octavos. Sonríe a la pregunta de cómo ve sus opciones de victoria, y acto seguido responde con diplomacia: "Ellos son muy fuertes técnicamente, pero creo que será un partido igualado".

El padrino acabó convirtiéndose en una trilogía, y a Borisov le gustaron mucho las tres entregas. Ahora, el azerí tiene en su mano escribir una buena secuela para su propia historia.