Bernhard, educando a los nuevos talentos de la Mannschaft

Alemania se ha convertido en un auténtico vivero de entrenadores jóvenes, entusiastas y modernos, como demuestran los dos últimos técnicos del Borussia Dortmund —Juergen Klopp y Thomas Tuchel—, Julian Nagelsmann, del Hoffenheim, o Maren Meinert, seleccionadora nacional sub-20. Y Anouschka Bernhard también responde a ese perfil.

Bernhard, defensora en su época de futbolista, forma parte de la “generación del 95”, el conjunto alemán que alcanzó la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Suecia 1995™. Todas las entrenadoras que componen actualmente el programa de la selección alemana femenina estaban en la cancha aquella tarde de junio en Solna, cuando Alemania cayó por 2-0 ante Noruega en el choque por el título. Y el responsable de que diesen el salto a los banquillos no fue otro que Gero Bisanz.

Una de las imágenes que dejó para el recuerdo Suecia 1995 es la de Bisanz, seleccionador de Alemania, vestido con una sudadera gris de adidas abrazando a Silvia Neid tras la derrota. Su forma de consolar y reconfortar a Neid transmitía un mensaje claro: el fútbol no lo es todo. Hay que recuperarse y sentir orgullo. Neid, como sabemos, dirigiría luego al combinado germano que alzó el trofeo del Mundial Femenino de 2007, y recibió el premio a Entrenadora Mundial de la FIFA de Fútbol Femenino en los años 2010 y 2013.

Bernhard, actual seleccionadora sub-17 alemana, explica a FIFA.com que fue Bisanz quien le sirvió de inspiración para entrenar.

“Fue mi primer seleccionador. En mi opinión, era un entrenador extraordinario”, señala Bernhard. “Yo era una jugadora joven, lo admiraba, y pensaba: ‘Quiero ser entrenadora, como él’. Para mí era como un ídolo. Empecé a estudiar magisterio y llegó un momento en que supe claramente que quería ser entrenadora. Fue un proceso que empezó muy pronto, ya cuando era futbolista en activo”.

Al preguntarle si se siente satisfecha al ver a jugadoras que pasan por el programa sub-17 alcanzar luego el más alto nivel, con la selección absoluta, su sonrisa lo dice todo.

“¡Para mí es un orgullo! Me siento muy orgullosa de formar parte de su desarrollo, aunque solamente sea por un año. No son tan buenas gracias a mí, pero sí formo parte de su desarrollo, y es un motivo de orgullo verlas debutar con la selección absoluta”.

Rumbo a Jordania El equipo sub-17 alemán se encuentra en estos momentos en Austria, donde afronta la Ronda Élite del Campeonato Femenino Sub-17 de la UEFA, clasificatorio para la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA Jordania 2016. Le espera una liguilla complicada, con Suiza, Rusia y la propia Austria. Si la supera, accederá a la fase final de grupos, que se celebra del 4 al 16 de mayo en Bielorrusia, donde ocho selecciones competirán por tres puestos en Jordania 2016. Aunque es consciente de que no será ningún paseo, Bernhard confía en las aptitudes de sus discípulas.

“En estos momentos nos sentimos cómodas”, afirma Bernhard. “Tenemos cuatro jugadoras más jóvenes, nacidas en 2000, porque son muy buenas y aportan mucho al equipo. El plantel tiene una calidad muy alta, aunque los demás países también se están esforzando, y sus jugadoras están progresando y mejorando”.

Bernhard, por haber competido al más alto nivel, es la persona idónea para ayudar a las chicas a orientarse en partidos que suscitan muchas expectativas, y con una primera participación en un Mundial en juego.

“Es la primera vez en sus carreras que afrontan partidos a todo o nada, para ellas implica mucha presión. Ya conocen la tradición de la selección sub-17 alemana. Es algo que trabajamos, para que sepan hacer frente a la presión. ¡Por desgracia, no hay ninguna fórmula mágica! No hablamos de la importancia de los partidos en los clasificatorios”.

Y no hablan de ello porque ya lo han hecho. Bernhard utiliza los compromisos amistosos, frente a rivales de la talla de Inglaterra y Francia, para inculcar al equipo conceptos como la urgencia y la importancia. Así, cuando lleguen los clasificatorios, ya estarán en situación de rendir al máximo. Y eso nos lleva a otra cuestión: ¿qué importancia tiene un Mundial Sub-17 para el desarrollo?

“Es increíble. Para las chicas representa una oportunidad excepcional”, analiza Bernhard. “La experiencia que acumulan es muy importante para su desarrollo en un aspecto distinto. Hay muchos partidos de nivel muy alto, se transmiten en directo por televisión, es algo asombroso. Y otro aspecto es que el periodo de preparación y el Mundial en sí duran mucho tiempo, por lo que se aprende a afrontar esa experiencia. Es posible que una jugadora no llegue a actuar, que sea reserva o que no gane. La convivencia durante tres semanas supone un reto. Todo eso, unido, hace que un Mundial sea una experiencia importante para las jóvenes”.

Bisanz falleció el 17 de octubre de 2014 a los 78 años. Seguro que, allá donde esté, sonreirá al ver la determinación de Bernhard para ayudar a las futbolistas más jóvenes.