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miércoles 21 diciembre 2016, 05:03

Al-Kadri: vida nueva, idéntica pasión

En el verano boreal de 2006, el árbitro sirio Hamdi Al-Kadri vivió algunos de los mejores momentos de su vida en la Copa Mundial de la FIFA™ de Alemania. Hoy, una década después, este colegiado de 51 años vuelve a encontrarse en el país de los vigentes campeones del mundo. La guerra le obligó a abandonar su Siria natal, pero su experiencia como árbitro le está ayudando a acomodarse en su nuevo hogar.

"Es fantástico poder pitar aquí", afirma el colegiado en su entrevista exclusiva conFIFA.com. Al-Kadri vive en estos momentos cerca de Núremberg junto a su esposa y sus cuatro hijos. Gudrun Baars, vecina de la zona, prestó ayuda a la familia desde su llegada para favorecer su integración.

Ella fue también quien se puso en contacto con el equipo de fútbol local para comunicarle que un antiguo árbitro de talla mundial se acababa de mudar allí. A los responsables del SV Postbauer les encantó la idea de inscribir a Al-Kadri como colegiado. "Antes de nada, teníamos que averiguar si necesitaba licencia", explica Oliver Johannes, presidente de los árbitros de la región, en su charla con FIFA.com.

"Pero la BFV  resolvió todos los trámites burocráticos con efectividad y prontitud. Lo inscribimos enseguida y ahora ya está en activo", añade el responsable, de 41 años, que ha depositado grandes esperanzas en su reciente fichaje. "Ninguno de nuestros árbitros tiene su experiencia. Seguro que puede ayudarnos a iniciar a los más jóvenes".

Un paso hacia la normalidad La esposa de Al-Kadri y sus dos hijos mayores, Leen y Ali, llegaron a Alemania en septiembre de 2015 y, una vez concedido el permiso para el reencuentro de la familia, el padre y los dos hijos menores, Israa y Hala, viajaron también. La reunión se produjo el 23 de agosto. La siguiente fecha marcada en rojo en el calendario fue el 22 de octubre, día en el que el padre de familia arbitró el duelo entre el DJK SV Pilsach y el DJK SV Oberwiesenacker.

Por tanto, entre su llegada a Baviera y su primer partido pasaron apenas nueve semanas. Era un encuentro de la tercera categoría más baja del fútbol alemán, pero para Al-Kadri fue un hito de gran importancia. "Ser árbitro me divierte mucho, y es un paso hacia una vida normal", afirma, incapaz de disimular la alegría. "Esto no habría sido posible sin la magnífica ayuda de la gente de aquí. Les estoy muy agradecido".

Su encuentro con Beckenbauer De hecho, Al-Kadri lleva más de tres décadas arbitrando. "Antes jugaba, pero tuve que dejarlo a los 20 años por culpa de una lesión. Entonces, me planteé hacerme entrenador o colegiado. Lo cierto es que cuando veía el fútbol por televisión, siempre me fijaba más en los árbitros que en los jugadores".

De manera que enseguida tuvo claro qué camino tomar, y su decisión de convertirse en colegiado le llevó por todo el globo. "Asistí, entre otros, al Mundial Sub-17 en Trinidad y Tobago en 2001, al Mundial de Clubes de Japón en 2006 y a los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Eso sí, el Mundial de 2006 fue algo muy especial", recuerda.

En la actualidad, muchos le preguntan aún por su particular cuento de verano en Alemania, ya que Al-Kadri fue cuarto árbitro en tres encuentros de la fase de grupos. "En aquel Mundial viví infinidad de experiencias maravillosas que nunca olvidaré". Y no se refiere solamente a las ocurridas en el césped. "Una vez me tocó una habitación justo al lado de la de Franz Beckenbauer y, de repente, me lo crucé. Fue increíble".

El fútbol une El Mundial y el fútbol de élite han dado paso a una división regional y al deporte no profesional, pero esto no molesta en absoluto al veterano colegiado. "Es el país de los campeones del mundo. Aquí se practica un gran fútbol, independientemente de la categoría". Acostumbrado a dirigir partidos en Siria, ahora Al-Kadri pita en zonas rurales de Baviera. Si bien no ha arbitrado todavía muchos partidos, sí que ha percibido ya algunas diferencias.

"Los futbolistas siempre se quejan al colegiado, pero aquí entienden más a menudo por qué tomo una decisión y no otra. En Siria pité en categorías superiores, pero, aunque aquí pito en divisiones más bajas, los jugadores entienden mejor las reglas", sostiene.

¿Y tiene problemas con el idioma? "El fútbol se entiende en todo el mundo. Yo doy indicaciones claras que entienden todos". En cualquier caso, Al-Kadri se toma muy en serio sus clases de alemán, consciente de que el fútbol es sólo el primer paso para su total integración.

La familia Al-Kadri ha pasado por momentos duros, pero Alemania se ha convertido en su nuevo hogar y allí se siente a gusto. Por un lado, porque la gente le ha recibido bien y, por otro, porque Hamdi ha logrado tender puentes gracias al fútbol.