Aunque todavía no ha cumplido los veintiún años, Liberato Cacace lleva tiempo dando de qué hablar. El futbolista, nacido en Wellington, debutó con la selección neozelandesa con apenas 17 años, y a los 19 ya era aclamado como "sin duda el mejor lateral izquierdo [de la A-League]".

Hace dos años, Cacace fue elegido mejor jugador joven del Wellington Phoenix, por delante de Sarpreet Singh, quien se disponía a fichar por el Bayern de Múnich, y al año siguiente la asociación de jugadores también lo nombró mejor joven de la A-League. Ahora está a las puertas de protagonizar otro gran hito, puesto que se halla a pocos días de incluir la categoría de olímpico en su currículo futbolístico.

Cacace, dotado de una técnica notable, inteligente y con instinto ofensivo, es una de las joyas de un impresionante grupo de jóvenes jugadores formados en Nueva Zelanda en los últimos años. Si bien Singh no estará en Tokio 2020, Nueva Zelanda podrá contar los que posiblemente sean los dos mejores jugadores del país, ambos de la Premier League inglesa, Winston Reid y Chris Wood.

Que nadie se llame a engaño. Nueva Zelanda no se conformará con el papel de mera comparsa en el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino. Tras no haber logrado ninguna victoria en sus dos participaciones anteriores, quiere dejar su impronta en Tokio en las próximas semanas, y tiene todas las posibilidades de lograrlo.

"Siempre hemos dicho que nuestro objetivo es mostrarle al resto del mundo lo que podemos hacer", explica Cacace a FIFA.com. "Queremos que se nos deje de considerar un rival asequible, así que aspiramos a cambiar eso".

"Tenemos un plantel bastante joven, sobre todo en comparación con las demás selecciones de nuestra liguilla. Pero no le damos importancia. Danny [Hay], nuestro seleccionador, nos insiste en que somos buenos y en que no iremos como simples figurantes".

Con la convocatoria de Reid, el héroe anotador de la campaña de la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010™, y del imponente Wood, artillero del Burnley, Nueva Zelanda ha hecho una verdadera declaración de intenciones.

"Nos da impulso, psicológico y físico", afirma Cacace, refiriéndose a la incorporación de ambos al combinado nacional. "Son personas estupendas, es magnífico que estén aquí, y siempre nos dicen que podemos conseguir mucho en las Olimpiadas".

"Dentro de la cancha tienen una presencia física increíble, que asusta de verdad a los rivales. Es estupendo tenerlos aquí, aunque todos los integrantes del plantel son grandes personas y tenemos un gran espíritu de equipo".

Para Cacace, como para la mayoría de los deportistas en Tokio, el retraso de un año y la incertidumbre provocada por la COVID-19 han entrañado dificultades. En su opinión, eso hará que el primer partido, el jueves contra la República de Corea, sea más memorable si cabe.

"Mis padres, mis amigos y mi familia no paran de decirme que voy a ser deportista olímpico. Es una locura pensarlo. Todavía no lo he asimilado, y quizás no lo haga del todo hasta que entre en el campo en el primer partido".

Cacace es de origen italiano, de modo que el fútbol está muy presente en su ADN. "Me crie rodeado de fútbol", confiesa. Las raíces de sus padres están en un pueblecito de la costa de Campania, al sur de Nápoles. "Ya he dicho que mi sueño es ese [jugar en Italia]", afirma el carrilero, hincha declarado del Nápoles.

"De pequeño admiraba a muchos jugadores italianos, sobre todo los del Mundial de 2006, y eso hizo que me enamorase del fútbol".

"Cuando era más joven, veía mucho a [Fabio] Cannavaro, me gustaba cómo podía intimidar a los adversarios, sin preocuparle su propia estatura. Yo intento utilizar esa misma mentalidad y tratar de dominar al jugador contrario. Me gustaría incorporar esa característica de garra a mi juego".

¿Y qué imágenes conserva de los primeros Juegos Olímpicos que recuerda? "De niño veía también las pruebas de atletismo en los Juegos Olímpicos, y tengo un gran recuerdo de Usain Bolt en su mejor momento, probablemente mi primer recuerdo sea ese. En el fútbol, me quedó grabada la victoria de Brasil en Río".

"Fue difícil [el año pasado], aunque era algo que no dependía de nosotros, así que estuvimos en contacto con el cuerpo técnico y siempre nos pidieron que hiciésemos todo lo posible para mantenernos en forma y prepararnos como si los Juegos fueran a celebrarse".