Kari Seitz dirige el Departamento de Arbitraje Femenino de la FIFA
Fue árbitra pionera y quiere que el arbitraje femenino alcance nuevas cotas
Nos habla de su visión para una verdadera igualdad de género en el arbitraje en todo el globo
La primera experiencia de Kari Seitz como árbitra fue terrible. Y ni ella misma es capaz de explicar por qué quiso repetir. Sin embargo, su perseverancia acabaría plasmándose en una carrera increíble dentro del terreno de juego y, ahora, también fuera de él, en calidad de directora del Departamento de Arbitraje Femenino de la FIFA.
Empezó a arbitrar a los 14 años. Su primer encargo fue un partido de la categoría sub-12 masculina, en el que tanto los hinchas como los técnicos tuvieron un pésimo comportamiento.
Aun así, por el motivo que fuera, se animó a repetir. Al poco tiempo fue invitada a participar en un torneo juvenil, en el que dirigió otro encuentro sub-12 masculino. Cuando el marcador señalaba un 11-0, un jugador hizo una entrada contra un rival más propia del rugby, derribándolo y rompiéndole la camiseta por atrás hasta arrancársela. Ella no titubeó y castigó esa acción con la tarjeta roja, pero los espectadores —en su mayoría adultos— se pusieron como energúmenos y tuvo que abandonar el campo escoltada por el servicio de seguridad.
En ese momento creyó que había cometido un grandísimo error. Aquella noche, en su casa, pensó en dejarlo, incluso antes de que su carrera hubiera empezado de verdad. No obstante, recibió la llamada del director del torneo, que la invitó a volver al día siguiente para arbitrar la final, impresionado por su capacidad de tomar decisiones y su valor para “hacer lo correcto”.
Treinta y seis años más tarde, Seitz es la directora del Departamento de Arbitraje Femenino de la FIFA y ha hecho un hueco en su agenda para hablar con FIFA.com de cómo el arbitraje la ha formado como persona, qué hace falta para ser un gran árbitro y cuáles son su visión y sus metas para las mujeres en el arbitraje del máximo nivel.
¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser árbitra de élite? ¿Cómo fue ese momento?
En 1994 se celebró la Copa Mundial de la FIFA en Estados Unidos. Yo estaba sentada frente a la línea de mediocampo en el partido inaugural, en Chicago. Nunca olvidaré el momento en el que el árbitro entró en la cancha. Pensé: “Esto es lo que quiero hacer. Quiero ser árbitra de un Mundial”. Entonces ni siquiera se me pasó por la cabeza que todos fuesen hombres. Lo único que supe es que iba a volcarme en llegar a ser árbitra de un Mundial. Básicamente, la Copa Mundial de la FIFA marcó el rumbo de mi vida.
¿Hasta qué punto ha influido el arbitraje en cómo es usted como persona?
Lo cierto es que el arbitraje me ha formado mucho como persona. Cuando conseguí mi primer empleo al acabar la universidad [Seitz fue ejecutiva de publicidad durante 27 años] ya llevaba muchos años arbitrando. Un año después de terminar la carrera, yo ya había subido de nivel, mientras que el resto de la gente de mi promoción universitaria tardó varios años en ascender. Yo lo atribuyo al arbitraje. El arbitraje exige rendir cuentas, ser responsable, saber dirigir a la gente, aplicar el trabajo en equipo y tener valentía para tomar decisiones. Son unas habilidades fantásticas para el fútbol, para la vida y para el trabajo. Hasta cosas sencillas, como mirar a alguien a los ojos al mismo tiempo que se le da la mano y transmitir sensación de confianza, todo eso me ayudó en mi trabajo. Me ayudó a madurar mucho más rápido y a triunfar laboralmente.
¿Qué hace falta para ser un gran árbitro?
Hay que tener sentido de la justicia y de la equidad, saber encajar las críticas, darse cuenta del valor que uno mismo tiene aunque otros no lo vean. Y por supuesto, además de capacidad atlética, se necesitan grandes conocimientos y pasión por este deporte. Los mejores árbitros también tienen un pequeño “extra”, esa pizca de algo que resulta difícil describir, pero que se ve en el terreno de juego.
¿Por qué dedicarse entonces al arbitraje, si la presión puede ser a veces tan intensa?
No todo el mundo puede dedicarse al arbitraje. En una situación ideal, me encantaría convencer a exfutbolistas, a gente que ha practicado este deporte, para que den el salto al arbitraje. Para triunfar no solo hace falta entender las reglas. De lo que se trata en el fondo es de entender el fútbol, eso es algo importantísimo. En cuanto a la presión, hay que ser el tipo de persona que se hace más fuerte ante ella. Este trabajo no es para quien quiera dedicarse a él porque le gusta controlar las cosas. Ese no es un motivo adecuado para ser árbitro. Hay que querer estar en la cancha con los jugadores y contribuir a que el juego sea mejor de lo que sería sin nosotros. La función de un árbitro es esa.
Contemplando su carrera en perspectiva, ¿con qué momentos se queda?
Veo mi carrera como una serie de altos y bajos, aunque para mí no hay ningún partido individual que destaque. Son más bien las amistades para toda la vida que hice. Grandes amistades a las que veo a lo mejor una vez cada diez años, gente del arbitraje, parte de mi familia arbitral. A través del fútbol he aprendido muchísimo de la gente y de las culturas. Creo que el arbitraje me ha hecho mejor persona. Un momento destacado de mi carrera fue mi primera selección para los Juegos Olímpicos, en 2004. Cuando me llamaron, me puse a saltar y a llorar. En Estados Unidos, se inculca a la gente desde pequeña que las Olimpiadas son el máximo acontecimiento deportivo. La designación para actuar en esta prueba fue un reconocimiento de que había alcanzado la cima. Y acabé teniendo la suerte de vivir ese momento tres veces a lo largo de mi carrera.
¿Qué importancia tiene humanizar más a los árbitros? ¿De qué formas imagina que eso puede alcanzar su máxima eficacia?
Humanizar a los árbitros es algo importantísimo. Cuanto más entiendan los aficionados, los entrenadores y los jugadores que el objetivo del árbitro no es hacer que el fútbol sea difícil, sino que somos personas que queremos conseguir que sea justo y seguro, mejor. Estamos procurando humanizar más a los árbitros, mediante muchas historias de árbitras y líderes del arbitraje femenino increíbles en FIFA.com. Todas son personas con un alto grado de formación y que han tenido que hacer muchos sacrificios para alcanzar sus metas.
También quiero que se conozca más el trabajo que hacen los árbitros para prepararse, semana tras semana: entrenamiento físico, estudio de los partidos, estudio de los equipos y análisis de vídeos, además del enfoque profesional de la preparación en todos nuestros torneos y seminarios de la FIFA. Les parecerá increíble ver lo profesional que es el entorno de trabajo en estos eventos. Los árbitros entran todos los días en la cancha para entrenarse, con futbolistas que simulan situaciones de juego. Luego estudian los encuentros y preparan su próximo compromiso con un analista de partidos. Los árbitros siempre están entrenándose, trabajan tanto su aptitud física como sus habilidades técnicas. Utilizamos la tecnología para captar las situaciones y proporcionar información instantánea a los árbitros que están en el terreno de juego para ayudar a hacer mejoras inmediatas. Quien lo vea se quedará anonadado. La gente tiene derecho a criticar a los árbitros, porque no somos perfectos, aunque debe hacerse de forma respetuosa, entendiendo que detrás del uniforme hay una persona real que se esfuerza por hacerlo lo mejor posible.
¿Cómo ha sido su trayectoria hasta convertirse en directora del Departamento de Arbitraje Femenino de la FIFA?
Aunque me nombraron para arbitrar en cuatro Mundiales y tres Olimpiadas, dejé el arbitraje decepcionada. Desde entonces, mi objetivo ha sido hacer más para demostrar el poder que tiene la igualdad de género. Yo tenía la aspiración de poder marcar diferencias como árbitra. Durante casi toda mi carrera arbitré partidos de fútbol masculino y fui subiendo peldaños hasta llegar a la división de honor masculina de Estados Unidos. Pero cuando empezó la liga profesional femenina, se decidió que las árbitras tenían que centrarse en la nueva liga femenina. Las árbitras pasaron 20 años sin volver a actuar en la primera división.
El puesto de directora de Arbitraje en la FIFA me ha dado la oportunidad de centrarme realmente en impulsar el cambio necesario para la igualdad de género. Me lancé de cabeza al desempeño de este nuevo cargo, que me permite de verdad lograr mi objetivo de una forma que antes como árbitra no podía. Tener la oportunidad de promover las cualidades de las árbitras en todo el mundo es un sueño hecho realidad. Tengo muchísima suerte, me siento muy honrada por esta oportunidad y quiero hacer todo lo posible por llevar el balón hacia arriba.
¿Cuáles eran algunos de los objetivos que se marcó cuando se puso manos a la obra en este cargo, y en qué grado se han cumplido en estos momentos?
De un modo específico, considero que mi función es la de ejercer de defensora de las árbitras, apoyar y promover la igualdad de género en el arbitraje, ayudar a más árbitras a alcanzar sus metas y ser un ejemplo positivo de lo que es posible conseguir. Lógicamente, no es algo que pueda hacer una sola persona, y hace falta que compartan esta visión muchas partes interesadas fundamentales, hombres y mujeres por igual, para apoyar que se produzca este cambio. Esto incluye a los dirigentes de la FIFA, los dirigentes arbitrales de la FIFA y los dirigentes arbitrales de las confederaciones.
En estos últimos 18 meses hemos visto a árbitras actuar en las principales competiciones de todas las confederaciones. Quizás la más conocida sea la Liga de Campeones de la UEFA, pero también están el Campeonato Africano de Naciones de la CAF, la Liga de Campeones de la Concacaf, la Copa Sudamericana, etc. Ya han arbitrado mujeres en dos Copas Mundiales Sub-17 de la FIFA masculinas y acabamos de asistir a la actuación de un trío arbitral por primera vez en un torneo de categoría absoluta, la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.
En los últimos 18 meses también hemos asistido al ascenso de mujeres a grandes ligas de todo el mundo, como la Ligue 1 de Francia, la MLS, la A-League y la Série A de Brasil. Estos son cambios muy relevantes. Se han abierto las puertas y estamos viendo cómo las cruzan muchas mujeres de calidad. Me siento muy orgullosa de todo el trabajo y los sacrificios que han hecho estas mujeres.
Cuando empezamos el proyecto “El camino a Francia”, pedimos a todos los países que dedicasen más recursos, tiempo y esfuerzos al desarrollo de sus árbitras. Muchos aceptaron el reto y se notó en las actuaciones arbitrales de 2019. Pero no todos los países han asumido sus responsabilidades. Ahora, para el proyecto “El camino a Australia/Nueva Zelanda”, estamos exigiendo más recursos, tiempo y esfuerzos para el desarrollo de las árbitras. Esta vez estamos constatando una respuesta más positiva. Después del éxito de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019 y del éxito de las árbitras en estas competiciones masculinas de primer nivel, el entusiasmo por apoyar el arbitraje femenino ha alcanzado nuevas cotas. El principio es que la gente que está en lo más alto se tome en serio el desarrollo.
Luego son las mujeres las que tienen que hacer el trabajo. No quiero que se designe a mujeres solo por serlo. Tienen que ganarse el puesto, superar las pruebas físicas y estar capacitadas en el aspecto técnico. Ya se ha producido un cambio enorme. Y no tiene límites. Ahora no se nos puede parar y ya estoy deseando ver los muchos grandes logros que nos esperan con las árbitras y las entrenadoras de árbitras, instructoras, observadoras y administradoras.
Este artículo es parte de nuestra serie centrada en el fútbol femenino, y las mujeres en el fútbol, con la que celebramos el Día Internacional de la Mujer 2021. Para conocer más sobre los Programas de Estrategia y Desarrollo del Fútbol Femenino de la FIFA, y leer más artículos como este,pincha aquí.