Shayakhmetov y su particular montaña rusa

El año comenzó con un episodio doloroso, y ya demasiado habitual, para el ruso Vladislav Shayakhmetov: su selección quedó subcampeona de la Eurocopa por tercera vez consecutiva. Y pese a que, poco después, logró un triunfo dramático con el Gazprom Ugra Yugorsk en la Copa de la UEFA de fútbol sala, sumando así su segundo entorchado en esta competición, el veterano delantero reconoció aFIFA.com que la derrota por 7-3 ante España en la cita continental fue frustrante.

“No ofrecimos nuestra mejor versión en aquella final”, admitió Shayakhmetov. “No sé por qué, creo que hubo varias razones, pero ya es agua pasada y fue una buena lección. Podría decir muchas cosas sobre el partido, pero mi resumen sería que hemos analizado nuestros errores y volvemos más fuertes. Básicamente, estábamos hechos polvo tras la final de Belgrado, pero ahora haremos borrón y cuenta nueva”.

Pese a la alargada sombra de aquella derrota, el hombre al que muchos consideraron en su día el mejor del mundo en esta disciplina, se muestra orgulloso por todo lo conseguido. “Hay muchas selecciones europeas que se sentirían en el séptimo cielo si llegaran a jugar una final o un partido por el bronce”, señaló. “Pero siempre has de esforzarte más y más. Incluso si lo ganas todo, siempre te encontrarás con alguien mejor que tú”.

Llegar y ganar Quizá tenga razón en esto último, pero Shayakhmetov puede, al menos de momento, disfrutar de saberse en lo más alto del fútsal de clubes. La conquista del título en la máxima competición continental, que llegó tras un vibrante duelo contra el Inter FS, campeón español, resultó más meritoria si cabe teniendo en cuenta que se produjo en la primera participación del Ugra.

Nadie esperaba que tocara el cielo en su primera andadura europea, pero Shayakhmetov, que ya había conseguido con el Sinara en 2008, confiaba en la calidad del Ugra. “Sabíamos que, si dábamos lo mejor de nosotros mismos en cada partido, llegaríamos lejos”, explicó el jugador nacido en Revda, al oeste de Ekaterimburgo. “Pero, quizá, en el fondo, también éramos conscientes de que podíamos convertirnos en los mejores de Europa”.

El Ugra se enfrentó en semifinales a un formidable Benfica, y sólo los lanzamientos desde el punto fatídico lograron deshacer el 4-4 con el que finalizó la prórroga. En la tanda de penales, Shayakhmetov anotó el segundo para los suyos. Luego, el también internacional ruso Robinho certificó la victoria. “La final a cuatro siempre es una competición especial. Sólo llegan los mejores. Cuando me dirigí a lanzar estaba tranquilo. Al fin y al cabo, se trataba de un duelo de habilidad entre el arquero y yo. Marqué gol, así que, en ese instante, el mejor fui yo”.

En la final se vio las caras con el Inter, el equipo más laureado de la competición, con tres títulos y dos subcampeonatos. El Ugra, en cambio, acababa de coronarse campeón de Liga por primera vez en su historia. Sin embargo, contra todo pronóstico y con un juego asombroso, el cuadro ruso logró el triunfo por 4-3. “No les dejamos que desplegaran sus virtudes”, dijo el corpulento dorsal número 2. “No fue un accidente. Nos habíamos preparado a conciencia, habíamos visto infinidad de vídeos y nos habíamos esforzado al máximo en los entrenamientos. Pero tuvimos suerte en algunos momentos”, reconoció.

El momento más delicado para el Ugra llegó en los últimos diez segundos, cuando, con sólo cuatro efectivos y un rival sin portero volcado al ataque, el Inter estrelló un balón en el poste. Finalmente, el Ugra sobrevivió a la embestida y alzó el trofeo. “Sabíamos que los últimos minutos iban a ser muy complicados, y anticipamos la ofensiva del Inter, pero todo se volvió aún más difícil tras la tarjeta roja a Ivan Chiskala. ¿Qué más puedo decir? El Inter dispuso de una buena ocasión, pero no la aprovechó. ¡A eso me refería con lo de la suerte!”.

Un broche final Ahora, Shayakhmetov confía en que no hará falta recurrir a la fortuna para triunfar en Colombia, donde espera vivir “una auténtica fiesta del fútsal”. Sus rivales en la fase de grupos serán Tailandia, Egipto y Cuba, y el artillero ruso advierte sobre las dos primeras escuadras: “Hace unas semanas vi jugar a Tailandia, que tiene un equipo joven y rápido”, apuntó. “Se aprecian los resultados del trabajo que han realizado allí los especialistas europeos, y será un rival complicado para cualquiera. También vi a Egipto enfrentarse a España, y los jugadores africanos son siempre fuertes individualmente”.

Shayakhmetov, de 35 años, podría quemar en Colombia sus últimas naves. Esta cita será, muy probablemente, la última en la que participe, y su deseo no es otro que mejorar su actuación de 2008, cuando Rusia alcanzó las semifinales. Pero, sea cual sea el resultado final, Shayakhmetov se siente tremendamente orgulloso de representar a su país. “Cuando te das cuenta de que ya no eres tan joven y que estás en la recta final de tu carrera, intentas dar hasta la última gota que te queda en la reserva”.

“Pero soy un jugador feliz: habré estado en tres Mundiales. La mayor parte de mi carrera ha transcurrido al máximo nivel y he de sentirme orgulloso por ello. Hay mucha gente que me ha ayudado a llegar hasta aquí y, cada vez que salto al parqué con la camiseta de la selección rusa, pienso en ellos: ‘Debo luchar por ellos, por mi país y por todo lo que me ha permitido llegar a este partido’”, concluye.