jueves 15 diciembre 2016, 07:10

Lacombe, de Yazid el jugador a Zizou el entrenador

Antes de convertirse en Zizou, la estrella del fútbol mundial reconocida con innumerables títulos como jugador y, ahora, como entrenador, Zinedine Zidane fue Yazid. Así lo llamaban todos los que coincidieron con él cuando daba sus primeros pasos como futbolista, en las filas del AS Cannes. Y así lo sigue llamando todavía hoy su entrenador de aquel entonces, Guy Lacombe.

Hace casi 30 años, Zidane despuntó bajo su dirección en la cantera del club de la Costa Azul francesa. Lacombe, responsable de la formación de cuadros técnicos de la Federación Francesa de Fútbol, volvió a tenerlo entre sus alumnos hace dos años, en el curso de entrenador. Por tanto, es un personaje clave en la trayectoria del marsellés, aunque también a la inversa.

“Fue estupendo volver a encontrarme con Yazid”, confirma en declaraciones a FIFA.com el técnico oriundo del departamento de Aveyron, que también supervisó los inicios de las carreras de Johan Micoud, Peter Luccin o Patrick Vieira en el AS Cannes, entre 1990 y 1995. “Fue divertido encontrarlo en el curso después de tantos años, una feliz coincidencia. Y como hace 30 años, procuré acompañarlo lo mejor que pude, simplemente, como hago con todos los demás futuros entrenadores. Pero admito que siento un apego especial por él. Tenemos una cierta complicidad”.

Zidane tenía 15 años cuando llegó al Cannes. Así, empezó a aprender los secretos del oficio a las órdenes del exdelantero, medallista de oro en el Torneo Olímpico de Fútbol Los Ángeles 1984. “Sinceramente, sería falso decir que el destino como jugador de Zinedine Zidane era previsible. Yazid era un chico con buenas cualidades técnicas, pero que también tenía muchas cosas por aprender", dice Lacombe, hoy 61 años.

"Por ejemplo, cuando no teníamos el balón, no llegaba a rendir a un buen nivel", continúa. "Pero aprendió, creció, y supo aprovechar perfectamente todo lo que encontró en su trayectoria para mejorar, hasta convertirse en el futbolista que fue. Es alguien que se fue forjando con el paso del tiempo, y que dio mucho de sí como persona para llegar a ese destino increíble”.

Éxito tras éxito Un título de la Copa Mundial de la FIFA (1998), tres premios al Jugador del Año de la FIFA (1998, 2000 y 2003) y decenas de otros prestigiosos trofeos más tarde, Zidane decidió poner fin a su carrera como futbolista para emprender la de entrenador. Y con éxito.

“Verlo como finalista al título de mejor entrenador del año 2016 no es una sorpresa, si nos fijamos en su temporada, pero si me hubiesen pedido que lo pronosticase hace dos años, habría sido incapaz de hacerlo”, confiesa Lacombe. “Eso forma parte del encanto de nuestro oficio. Hay revelaciones. Entrenar no es algo que él tuviese claro. Lo pensó durante mucho tiempo, en cierto modo anduvo a ciegas. Primero fue ayudante de José Mourinho, y luego de Carlo Ancelotti… El deseo de emprender esta carrera fue creándose poco a poco”.

Y prosigue: “A partir del momento en el que estuvo seguro de querer entrenar, se aplicó con esmero y profesionalismo en lo que hacía. Zidane nunca deja las cosas a medias. Quiere triunfar por completo en su oficio, y sabe procurarse los recursos necesarios para lograrlo. Empezó en condiciones reales, arriesgándose, en las categorías inferiores, con el Castilla. No fue algo fácil. Pero, en mi opinión, eso es precisamente lo que le permitió convertirse en el gran entrenador que es hoy en día”.

Así, después de dirigir al filial del Real Madrid a partir del verano europeo de 2014, Zidane reemplazó a Rafael Benítez en el banquillo merengue en enero de 2016. Desde entonces, los éxitos no han dejado de sucederse. Enderezó el rumbo de un equipo que había empezado mal en la liga, conquistó la undécima Liga de Campeones de la UEFA del club, y ha encadenado una secuencia de imbatibilidad récord: 39 partidos sin conocer la derrota.

“Da la impresión de tener un destino fuera de lo común. Ya lo tuvo como jugador, y ahora estamos viendo que también como entrenador. Es increíble, a mí me deja totalmente asombrado”, confiesa el exentrenador, que tuvo a su cargo a equipos de la talla de Rennes, Mónaco o París Saint-Germain.

Un héroe que empieza de cero El propio Lacombe vivió una reconversión de jugador a entrenador, de modo que sabe mejor que nadie lo difícil que resulta cambiar de hábitos. Son muchos los grandes futbolistas que han fracasado en los banquillos. “Yazid entendió que su carrera de jugador no bastaba, que el oficio de entrenador es distinto, algo que no se improvisa”, recalca Lacombe.

“Para evitar los escollos, fue paso a paso: observó, estudió, se formó, obtuvo los diplomas... y comenzó con la cantera del Real Madrid. Ahí radica la clave. Muchos exjugadores piensan que no necesitan empezar por el principio, gracias a su experiencia dentro de las canchas, pero Zidane tuvo la humildad de partir de cero”.

Su progresión, en cambio, ha sido exponencial. La transición deZizou de la segunda división española a la primera y a la Liga de Campeones se produjo con una facilidad pasmosa, en un club que conoce como la palma de su mano, pero donde los errores quizás se toleren menos que en otros sitios.

“Cuanto más se sube en el escalafón, más complicado resulta entrenar. Esa es la lógica. Es cierto que se cree que hay mejores jugadores, y que por lo tanto se podrán tener más soluciones para resolver los problemas en el terreno de juego... Pero en realidad, gestionar el plantel de un club de la categoría del Real Madrid requiere cirugía microscópica. Es muy complejo. Entrenar al Madrid es más difícil que a cualquier otro club. Menos para Zidane”, constata Lacombe.

“Para que funcione, un entrenador debe estar en el lugar correcto en el momento justo”, subraya el antiguo artillero de Nantes, Toulouse o Lille, antes de concluir: “Yo ya sabía que era el sitio adecuado, aunque no resultase fácil. Zidane conoce el Real Madrid mejor que nadie. Tiene magníficas relaciones con el presidente, los jugadores, la afición... Pero no sabía si era el momento justo. ¡Y ahora creo que ya lo sé!”.