"Sencillamente, no soy un ser humano emotivo. No puedo decir que sentí algo especial. Lo tomé como lo que fue, otro gol" declaró Ivan Chishkala a FIFA.com sobre su primera diana en la Copa Mundial de Futsal de la FIFA™. Fue en Colombia 2016, en la victoria por 7-1 de los suyos contra Cuba.

Cinco años después, el valor numérico de un gol sigue siendo el mismo. Pero evidentemente, la emoción que provoca el hecho de hacer temblar la red rival ha cambiado para el atacante de la RFU: puño cerrado, brazo en alto, un beso al aire y, sobre todo, una gran sonrisa cuando se presentó ante el micrófono de FIFA.com tras la demostración contra Egipto en el Vilnius Arena (9-0), con una tripleta obra suya.

"Es cierto que me agradó marcar y que celebré un poco más mis goles", admitió entre risas cuando le recordamos sus declaraciones de 2016, antes de atenuar no obstante su entusiasmo: "¡Pero mis compañeros lo celebraron de manera más efusiva! Y aún no lo hemos mostrado todo. Las grandes celebraciones las guardamos para después, con la esperanza de tener algo más hermoso que goles que celebrar…", añadió con una sonrisa pícara llena de intención.

Llegar igual de lejos, y un poco más allá…

Ese "algo más hermoso" se les escapó por los pelos a Chishkala y los suyos en Colombia, donde cayeron por la mínima en la final contra Argentina (4-5). Eso quizá explique su determinación contra los Faraones y sus ganas de ir a por todas desde el principio. "Nuestras expectativas son muy altas. Nuestro equipo es uno de los mejores del mundo y no perdemos jamás de vista nuestro objetivo de ganar", anunció el jugador del SL Benfica Futsal de Lisboa.

"El recuerdo de la final sigue ahí, fue un momento difícil", apuntó. "Pero hemos vuelto con el mismo objetivo: llegar igual de lejos y esta vez, ganar. Lo dejamos claro al imponernos en nuestro primer partido de esa manera".

Porque a pesar de su superioridad y de su abultada ventaja en el marcador, los rusos no aflojaron la presión hasta el pitido final, dándolo todo en cada ataque y defendiendo férreamente en cada ofensiva egipcia. "Es nuestra mentalidad. No abandonar nunca, no aflojar nunca", confirmó nuestro protagonista en vísperas del choque de la RFU con Uzbekistán. "Es por eso que no dejamos de atacar y que quisimos mantener la concentración hasta el final para no recibir goles. Estamos aquí para una sola cosa: la victoria final. Es importante mostrar a todos nuestros adversarios que pelearemos a tope por cada balón".

Aún joven y ya experimentado

Eso no bastó frente a Argentina en Colombia. Entonces Chishkala tenía 21 años. Era el segundo jugador ruso más joven y el 12º del torneo. "Era muy joven y desconocía las exigencias de un certamen al más alto nivel como la Copa Mundial", afirmó el artillero, que se ha convertido en una figura clave de la Sbornaja. "Ahora tengo cinco años más, ¡pero si miramos a nuestro equipo, sigo siendo uno de los más jóvenes!", insistió con una nueva carcajada. "Tengo más confianza debido a la experiencia, y más responsabilidades. Pero aún me considero un jugador joven. Intento contribuir al máximo al equipo y sé que aún puedo aprender de mis compañeros más experimentados".

¿Aprender, por ejemplo, a dejar estallar su alegría cuando finalmente alcance su objetivo?