Dagný Brynjarsdóttir e Islandia buscan el billete mundialista
Su hijo nació en junio de 2018
Ser madre la ha cambiado para mejor
Conciliar el trabajo y las necesidades de un hijo no constituye una empresa fácil, como muchas madres confirmarían inmediatamente. ¿Es posible dedicar a las obligaciones laborales y maternas la atención que merecen? Mucha gente alberga dudas al respecto. Si además resulta que eres deportista de élite, no te quedará más remedio que lidiar con la presión de tener que recuperar la forma lo antes posible después del parto. Eso lo sabe bien la internacional islandesa Dagný Brynjarsdóttir, que descubrió que estaba embarazada en plena fase de clasificación para la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019. “Fue difícil para mí. No tenía previsto quedarme embarazada y me llevé un disgusto cuando me enteré, pero durante el embarazo aprendí que aquello era una bendición. Durante el período de gestación lo único que pensaba era en vestirme de corto otra vez, pero cuando pude sostener a mi hijo en brazos me di cuenta de que no tenía tan claro lo de volver y que quería pasar cada minuto a su lado”, relata ante los micrófonos de FIFA.com. “Sin embargo, me había marcado objetivos cuando estaba embarazada y también quería conseguirlos. Fue difícil, porque tu cuerpo empieza desde cero. No importa lo mucho que puedas haber trabajado el físico durante el embarazo. Mentalmente era la misma futbolista, pero el cuerpo no me respondía”.
“Me costó tener paciencia, trabajar con denuedo, hacer las cosas bien y convencerme de que un día podría volver a ser la misma jugadora que había sido. Cuando mi hijo era pequeño yo solo entrenaba mientras él dormía, porque no quería apartarme de su lado ni por un momento”.
“Me fui a Portland cuando el bebé tenía ocho meses y allí fue donde empecé a pasar algún tiempo lejos de él. Me sigue resultando difícil irme de concentración con la selección, así que intento llevarme al niño conmigo”, explica.
Recuperar su antiguo estado de forma no constituyó una empresa fácil para esta jugadora de 30 años que milita actualmente en el West Ham United inglés y que en 2015 se proclamó campeona de la Bundesliga alemana con el Bayern de Múnich. Algunos dudaron de ella y así se lo hicieron saber.
“Recuerdo que un entrenador en Islandia me dijo: ‘No te voy a poner solo porque te llames Dagný’... Como si fuera peor jugadora por tener un bebé. Me limité a sonreírle a la cara y a decirle: ‘Espera y verás’”, revela Brynjarsdóttir. “No es fácil. Te das cuenta de que no eres la misma jugadora de antes… todavía. Y oyes todas esas voces que te dicen que no lo vas a lograr. A veces llegué a dudar de mí misma y a pensar que tal vez tenían razón”.
“Sin embargo, al mismo tiempo, aquello me motivaba y yo pensaba que aquella gente se iba a enterar. Estaba convencida de que podía fichar por un gran club incluso después de haber tenido un hijo. Además, es bueno que otras mujeres vean que efectivamente se puede”.
“Si cuentas con un entorno y un club que te apoyen se puede conseguir, pero también es importante tener un club que esté dispuesto a incluir a las madres y a las familias”, continúa.
La 95 veces internacional ha silenciado a todos los escépticos, ha firmado un contrato en Inglaterra y vuelve a luchar por un billete mundialista con su selección. Islandia ocupa el segundo puesto del Grupo C por detrás de Países Bajos e intentará volver a imponerse a Chipre para seguir el ritmo de las neerlandesas.
“Siento que cada partido es una especie de final y que cada tres puntos son fundamentales. No importa si el rival se llama Países Bajos o Chipre. Hay que afrontar cada partido como si fuese el más importante. Si hubiésemos perdido contra Chipre antes de ganar a República Checa, estos tres puntos no habrían tenido importancia alguna”, explica Brynjarsdóttir, que cursa además estudios de máster.
Sumar tres nuevos puntos pondría a nuestra protagonista un poco más cerca del sueño de su infancia y mantendría a tiro a las subcampeonas del mundo de 2019, que necesitaron de la repesca para clasificarse para la pasada cita mundialista.
“No jugué la mitad de la competición preliminar en 2017 porque estaba embarazada. Marchábamos líderes de nuestro grupo y pensábamos que aquel iba a ser nuestro año, pero al final no nos clasificamos”.
“Eso también nos demuestra que no importa si en determinado momento ocupas el primer o segundo puesto del grupo. Creo que tenemos opciones. Está claro que Países Bajos cuenta con un gran equipo, pero esto es fútbol y la posibilidad siempre existe”.
“No veo la hora de enfrentarnos a ellas de nuevo. Su seleccionador fue mi entrenador en el Portland Thorns durante tres años. Hemos mantenido el contacto y hablamos casi cada mes. La verdad es que me lo pasé muy bien jugando contra ellas”, revela.
El próximo y quizá decisivo duelo por el liderato tendrá lugar en la última jornada de la fase de clasificación, el 6 de septiembre de 2022. Hasta entonces, el objetivo es seguir sumando puntos importantes para mantener vivo el gran sueño. “El próximo Mundial me agarrará con 32 años, así que no sé si tendré ocasión de jugar otra cita mundialista, sobre todo si vuelvo a ser madre y me toca intentar regresar de nuevo”, reconoce Brynjarsdóttir entre risas.
“Podría ser mi última oportunidad de jugar un Mundial y estaría genial formar parte del primer combinado islandés que logra clasificarse, y demostrar así a otras chicas que sí se puede”, concluye.